1991
Ella me conversaba animadamente, yo balanceaba mis piernas como cuando era un niño. Miraba el ir y venir de las personas que entraban y salían del centro comercial.
Una gorda paloma comía restos de patatas fritas que yacían en el suelo, muy cerca de nuestro improvisado asiento, y ella reía de algo que dijo. Mirando su rostro le devolví la sonrisa, tratando de qué me importaran sus palabras, pero por mas que lo intentaba mis pensamientos viajaban lejos de nosotros.
1974
Tenía cinco años y caminaba apresuradamente de la mano de mi madre, ella me hablaba de lo hermoso y mágico que era aquel lugar. Particularmente no solía salir mucho a ningún lado, pues había nacido con un problema a mis pulmones y me era difícil respirar con la facilidad de las demás personas.
Llegando a un gran galpón, fuimos al encuentro de una sonríente señora. Aprisionaba mis pómulos con sus dedos, y reía en conjunto con mi progenitora. Recuerdo haberle escuchado decir entre risas que yo tenía la mirada de mi padre.
_Anda con ella Jorge, no temas._ Dijo dulcemente mi madre.
_Yo no le tengo miedo a nada. Respondí con mucha seguridad. Mirándome con mucha ternura sonrió. Tengo aquella imagen grabada en mi mente.
La señora Elsa (así se llamaba según supe tiempo después) tomó mi mano y me condujo por un estrecho pasillo atiborrados de estanterías.
Abrió una pesada puerta y con cierta dificultad encendió la luz cuyo interruptor estaba situado un poco lejos en una de las paredes colindantes.
_Que te diviertas._Dijo, y entrecerrando la puerta se alejo en reparo de sus propios asuntos. Camine desconfiado por el largo corredor. Este se ensanchaba a unos cinco metros mas adelante; desde la techumbre colgaba una diminuta ampolleta, y a pesar de su diminuto tamaño iluminaba lo suficiente.
_ ¡Ahhhh! Casi me caigo de la impresión. ¡Montañas de libros!, ¡Revistas, còmics, de los mas variados títulos! No podía creer lo que veían mis ojos. Después de una dura enfermedad lo único que me ayudaba a pasar las interminables horas de soledad en cama eran ellos; pasaporte a realidades alternas llenas de aventuras. De mi propio lecho podía ir de caza de ballenas junto a la pluma de Melville, cabalgaba potros salvajes de la mano de Domingo Silva, y reía a montones con las locuras de Ogú, el cavernícola amigo de Mampato.
1991
_ ¿Jorge, pasa algo malo? Pareciera que no me estás escuchando._ Su voz me extrae de mis pensamientos.
_ No te preocupes, y sí, si te estoy escuchando._ Le digo para tranquilizarla. Apoya su cabeza en mi hombro, nos quedamos en silencio mientras veo a una pareja discutir en el momento en que abandonan los locales.
_ ¿Sabías que la editorial Planeta fue la primera en editar còmics en Chile? Ahora que lo recuerdo tenía el número uno de “Conán el bárbaro”, las colecciones completas de “Tamakun”, “Kaliman” y “El fantasma” y si estoy en lo correcto, poseía los Mampatos desde el número 48 hasta el 423.
Me mira con extrañeza, no sabiendo como reaccionar, buscando el origen de mi comentario.
1974
Soy un niño escalando sobre un pequeño y desordenado montículo de revistas en busca de un libro de “Ultraman” que vi desde abajo
_¡Jorge, ya es tarde, tenemos que irnos!_ Reconozco la voz de mi madre a la distancia, salgo con unas revistas bajo mis brazos, nerviosamente los trato de ocultar, más mi vieja dice que puedo llevarme las que quiera.
Tengo cinco años y camino orgullosamente con una docena de ejemplares tomados firmemente en los dedos de mi mano izquierda, a mi derecha camina mi madre mirando la cara de felicidad que no podía dejar de entregarle.
_ Sé que serás una buena persona, nadie tiene esos lindos sentimientos y posee una mirada tan trasparente que puedo llegar a ver tu interior. _Me dijo cuando llegábamos al paradero de los microbuses.
1991
_ ¡Jorge... Jorge pues! No has escuchado nada de lo que te he dicho.
_ Perdóname, es que estaba un poco distraído.
_ Anda a dejarme a casa, ya es un poco tarde.
Comenzamos el retorno alejándonos del centro comercial. Recordaba mi pequeño lugar secreto, lleno de historias, lugares inexplorados, los cuales visitaba apenas abría sus páginas.
_ Buenos tiempos, realmente buenos tiempos. _Pienso y los recuerdos me emocionan. Ella frunce el ceño por haber estado tan lejos de su lado esa tarde. |