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Señora, estoy de hinojos ante su presencia y siento raro, pues el buen sacerdote que nos atiende ha dicho que es diabólica su presencia. Yo quería platicar con la Virgencita de Guadalupe tal como me enseñó mi mamacita, en paz descanse, pero mis compañeras de prisión me dijeron: “no seas pendeja, la única que nos ayuda es la Santísima Muerte” y de verdad su figura espanta, a pesar que ellas le tienen mucha veneración porque ayuda a los “compas” de la droga, a las putas y todos los que por necesidad son asaltantes. Además la única imagen que hay en la cárcel es usted, sin embargo yo la llamaré “La niña blanca” como me dijeron que también es su nombre.
Soy pendeja, eso sí —perdone la palabra—; y por eso me pasa lo que me pasa, pero mala no soy. Hasta mis compañeras dicen que soy buena, que no merezco estar aquí, que desde cuando debería estar libre y en mi casa (aunque no la tenga). Ya ni me acuerdo de mi casa. Sólo la puedo recordar en sueños. Dormida me veo en ella, en el cuarto que compartía con mis dos hermanas. También las miro a ellas y a mi madre. Pero despierta sus caras se me olvidan. Mi mamá ya se murió. Papá no tengo. Pero si tuve un padrastro, viejo borracho. Sólo a usted le contaré que yo lo maté. Mi mamacita trabajaba de criada y nos dejaba al cuidado de este señor, que se la pasaba tomando y abusando de mi hermana menor, la que era la bonita. Recuerdo que en una de sus borracheras se cayó golpeándose la cabeza y se quedó dormido boca arriba, yo aproveché para que con un palo grueso golpear la nuca y con un sólo golpe tuvo de lo fuerte que le di, emitió un quejido y ya no despertó nunca. No dije ni una palabra, los señores de la autoridad dijeron que por borracho se golpeó y ya no se preocuparon por él. Fue enterrado en la fosa común pues mi mamá no tenía dinero para enterrarlo ni decirle sus misas.
Mis hermanas y yo somos de padres diferentes, no nos parecemos, y ellas no vienen a verme. Mi mamacita si venía, pero se enredaba con los hombres, yo creo que eso la mató, pues se emborrachaba con ellos hasta que un día ya no despertó. Por eso yo, aunque ya de treinta años, soy señorita, ¿puede usted creerlo? Creo que la única en este lugar, no he conocido hombre, pues los señores por no ser bonita no me hacen caso, ni los policías que trabajan en este reclusorio.
Acabo de hablar con un señor, de esos que vienen para ayudar las internas de esta cárcel y le repetiré lo que le dije:

“Tenía 25 años cuando cometí el delito. Yo trabajaba de afanadora en un banco y ahí empezó mi desgracia. Un chavo muy guapo comenzó a rondarme y me prometía muchas cosas, que nos íbamos a casar, que no dormía conmigo porque me respetaba y no por fea como yo creía. Que solamente necesitábamos un poco de dinero para matrimoniarnos y yo de pendeja le creí. Que le avisara cuando un cliente del banco sacara mucho dinero y entonces me pusiera un trapo blanco en la cabeza y así el sabría cuál y haría en la calle «el jale».
>A mi galán lo agarró «la chota» y el muy indigno me acusó y por ayudarlo es que estoy aquí. ¿Usted cree, señor, que pueda yo salir de la cárcel algún día? Ya llevo aquí cinco años, fíjese. Y quién sabe cuántos más tenga que estar, pues el juez ni me dictado sentencia todavía. Sé que soy una criminal, me lo han dicho muchas veces, pero ¿a poco voy a pudrirme aquí toda la vida por ponerme un pañuelo blanco en la cabeza?”


Ya no le dije más, porque vi que lo estaba aburriendo con mis cosas. No dejaba de mirar su reloj. Y a las preguntas que le hacía me contesta sin ganas con un sí o un no. Y se fue sin volver a verme.
Y ahora señora, perdone que la entretenga tanto, Pero a lo mejor usted defiende los derechos humanos mejor que el señor que vino a platicar conmigo cuando yo solicité su presencia. Señora dígame: ¿estoy castigada por haber difunteado a mi padrastro? Sé que ese no fue delito, sino justicia y nadie supo que fui yo. Entonces porque estoy aquí tanto tiempo. ¿Usted cree que pueda yo salir de la cárcel algún día?...


Texto agregado el 15-09-2015, y leído por 291 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
23-09-2015 Me llegó mucho, porque puede ser un caso como ocurre a diario y la manera de narrarlo se siente verdadera. Te felicito. MujerDiosa
16-09-2015 Sí parece real, de no serlo, convence como tal. Me gustó cómo la plasmaste. Abrazos fulles, Hecto querido. SOFIAMA
16-09-2015 Es muy real. En la cárcel hay muchos que el juez ni se preocupa. Buena historia ***** Terryloki
15-09-2015 Una historia que puede ser muy real elpinero
 
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