-¡Armate! Toma firme esa pistola, como te enseñé, hazlo como te enseñé, que de aquí no salimos vivos si es que estás pajaroneando. Tenemos que atravesar este campo, es de noche y tienes que ser fuerte.
-Es que tengo miedo, ¡no sabes cuánto!
-Habla más despacio que nos pueden encontrar y además tú me seguiste, yo no te obligué a venir conmigo.
-Si sé, es por eso que aún no lloro.
-¡Eso es lo único que me falta ahora! Si te pones a llorar niña estamos cagados, ¡entiende!
-¡Si sé! No me digas más, déjame empuñar esto...nunca pensé que fuera tan pesada.
-Cuando yo te diga corres detrás de mí, ¿está bien?
-Está bien...
-¿Escuchas esos gritos? Es la gente que se quedo...pobres.
-Yo estaría ahí...pero te seguí. ¡Y si te pasará algo me moriría sola! ¡No quiero!
-Qué equivocada que estás, no digas esas cosas, tienes que seguir adelante y si vas a disparar no titubees, sólo recuerda que debes hacerlo nada más.
-Sí, pero...
-¡Atenta!
-¡Tengo miedo! ¡Espera, aún no! Y si no puedo seguirte, ¿me dejarías tirada acá?
-Deja de decir tonterías niña, crece de una vez, si no me sigues mueres, eso lo sabes, eso deberías saberlo, yo no te lo puedo enseñar.
-Ahora contaré hasta tres, y es la última vez...
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