Sabía el final de algunas historias,
pero no el de aquellas que no comienzan.
Los corazones distintos nunca piensan,
sus almas benditas no tienen memoria.
Maldito empeño de saberlo todo.
Odiosa costumbre de querer recibir
ganas ajenas, suspiro en los ojos,
condena admitida del diario vivir.
Historia escondida, oscura prisión,
noticia dichosa, encuentro casual.
Razón caprichosa oliendo a crueldad
despierta el deseo y con él, la pasión.
Lejanía indomable de tu espacio,
cómplice inaguantable de mi tiempo,
nuestros secretos lanzados al viento
desatan feroces nostalgias, despacio.
Termina aquí lo que no pudo ser,
acaba lo que nunca comenzó.
Tu gran saber jamás imaginó
que sí se puede perder, sin tener.
Ingenua memoria, inútil promesa,
Bravía ansiedad por besos de otrora.
Sombría verdad, dos vidas, dos mesas.
Salud por tu allá, salud por mi ahora.
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