En una charla que tuve hace algunas semanas con mi hermana en donde me explicaba las bondades del Feng Shui, muy amablemente “me ordenó” que comprara libros sobre el tema para estudiarlos y aplicarlos en mi vida personal. A pesar de mi negativa y mi desgano (siendo franca), unos días después me vi en una tienda mística comprando varios libros al respecto. Empecé a interesarme en el tema y para mí, todo era “coser y cantar”; pero a medida que crecía mi interés, crecían los montos a pagar en la tarjeta de crédito debido a la cantidad de libros y aditamentos que compraba para la práctica de tal disciplina.

Pero ahí no acaba el asunto, querido lector. Lo bonito fue cuando decidí cambiarme de casa. Todo tenía que estar perfectamente planeado y cuadrado. Compré brújulas, hacía planos del Pa Kua, medía cada centímetro cuadrado del lugar y terminaba dándole las gracias al asesor de bienes raíces porque a la familia no le convenía esa propiedad debido a que había un baño sobre una recámara y eso afecta el Chi del patriarca, o la cocina no estaba al fondo de la casa, o la puerta no daba hacia la zona de la prosperidad o bien, porque uno de los muros del Living tenía que estar pintado de verde trébol y mis muebles eran de color naranja. ¡Vaya faena! Con todo lo que había leído (porque también dentro de esa disciplina las teorías sobre un mismo caso pueden ser variadas) yo estaba convencida que mi dormitorio tenía que tener 9 wind chimes de 6 tubos cada uno que, así fueran las tres de la madrugada, debían sonar a como diera lugar. ¡Y, a ver, contradigan a la damita! Así que para evitarme insomnios desmedidos, decidí meterme a varios cursos online para aprender de manera correcta sobre Feng Shui.

Preste atención, apreciado lector. Si usted sigue igual de amargado a pesar de la clase de Pilates y de yoga, el siguiente texto le va a servir. Aquí le dejo algunas recomendaciones (no se preocupe por el costo, la casa invita) aplicables en su vida cotidiana. Como introducción le puedo decir que la técnica del Feng Shui asume 5 figuras elementales: el Dragón, el Tigre, la Tortuga, el Guerrero Oscuro y el Fénix. Los Guardianes Celestiales además, le ayudarán a entender las relaciones entre la naturaleza y los seres humanos, el Ying y el Yang, el Qí y el Chí, con el objetivo de apaciguar la histeria y el comportamiento bipolar que usted sufre.

En su primer día de clase de Feng Shui no se ilusione pensando que puede elegir ser el Fénix y ponerse a volar al final de la clase haciendo pío-pío. Vea, frágil novato, le tocará ser la Tortuga, y además, anciana, ciega y coja; y diga que le fue bien. Una vez reconvertido en tortuga, pasará sus primeros instantes de Feng Shui haciendo la posición del Arrugado como buenamente pueda sobre una pierna; ya sabe, la suma expresión de sabiduría y experiencia, aunque tenga la sensación de parecer un loto atropellado o le sobrevenga una contractura muscular.

Por otro lado, según los principios del Feng Shui, donde hay agua no falta el dinero. Ojo, no vaya usted a meter la alberca inflable en casa (¡Ja! Ya le veo su materialismo y codicia imparable) porque se podría ahogar el chihuahua ahí y entonces romperá todo este equilibrio perfecto de energías, el zapato se comerá al Fénix, el Yang le dirá Guá al Ying y usted acabará haciendo pío-pío y suicidándose de igual forma.

Pero no desespere, la práctica hace al maestro.

Además de estos animales que son -digamos- los pilares del Feng Shui, también existen otros que se colocan en formas de cuadros, esculturas, etc., para crear una energía propicia de acuerdo a áreas específicas del Pa-Kua. Por ejemplo: A la entrada de su casa debe colocar un caballo, el cual simboliza la protección. Un sapo de 3 patas con una moneda en la boca (típico aditamento chino) en la zona del dinero del living para atraer el dinero al hogar; peces en las áreas de agua para la felicidad (cuide de no ponerlos en el w.c. porque en la primer descarga, la desgracia cae sobre usted); un par de gansos chinos en la habitación principal para atraer el amor; un par de perros Fu en el exterior de su casa colocados al lado de la puerta principal para aplacar la fuerza del Chí y no permitir la entrada de la energía negativa. Y paro de contar. Con todo esto, seguramente usted pensará que su casa será algo parecido a un zoológico, así que le recomiendo que mejor se compre un ornitorrinco, colóquelo en el centro de la casa y se ahorra toda la fauna silvestre que, si bien es cierto trae prosperidad, le quita caché a su hogar y en vez de ser “minimalista” caería en la categoría de “animalista”.

Otro aspecto importante dentro del Feng Shui son los colores. Aquí no importa si usted tiene muebles estilo Luis VX, lo esencial es colocar en las paredes el color adecuado que active la buena energía según el mapa Pa-Kua. Si, por ejemplo, su living está en el área del Metal, deberá pintar una de las paredes de color gris, rojo o dorado; si la recámara principal está en el área de la madera, entonces los colores deberán ser ocres; una recámara que se encuentre en el área del agua deberá ser pintada de verde trébol o azul chiclamino. Total, que al final del día usted tendrá 15 paletas de pantone distintas y su casa parecerá un catálogo Comex ¡Chulo de bonito, vea!

Los desniveles en las casa son repudiados por los maestros de Feng Shui, para esto se recomienda colocar muchas plantas robustas en el nivel más bajo; lo anterior hará que “simbólicamente” las plantas echen raíz y los niveles se equilibren. Ante esta situación, yo le recomiendo que -con la cantidad de flora que tendrá- compre unas lianas y aprenda a balancearse como tarzán para que pueda circular en su casa libremente porque, créame, no va a saber ni dónde está el piso.

Sin duda alguna, esta es una disciplina muy rebuscada que trae maravillosos beneficios pero a un costo muy alto. Sin embargo, aunque usted tenga el dinero suficiente para hacer todos los cambios necesarios según la regla del Feng Shui, no espere cambios inmediatos porque el Chí es de “contentillo”. O sea, que toda esta explicación que usted se acaba de zampar, vale para dos cosas.

No me odie, fue breviario cultural.