De vuelta al nido

Estoy de nuevo aquí
luego de tanta ausencia.
Nunca me fui del todo
porque en mis añoranzas
recorría tus calles, tus esquinas,
y contemplaba
el samán centenario de tu parque,
el tren que se marchó para jamás volver,
el viejo caserón que cobijó mis sueños
y los amigos con los que compartía…
No fue suficiente
la distancia y el tiempo
ni el afán cotidiano
para olvidar
las cálidas vivencias de esos días remotos.
Y ahora que regreso me alegra comprobar
lo mucho que cambiaste en estos años.
Ya no eres
el pequeño poblado de los años setenta
pues te alcanzó el progreso:
modernos edificios, barrios residenciales
y un montón de vehículos
ya transitan tus calles.
¿Sabes?
Si bien el tiempo transcurrido ha cambiado tu imagen
te amo como siempre
pues veo que es igual
la sonrisa apacible del noble anciano;
la actitud de tu gente, honrada y laboriosa,
el pregón del marchante que vende sus productos,
tus campiñas fecundas,
tus abundantes frutas;
las noches de bohemia
y el tañer de campanas que pregonan
las penas y alegrías.
Estoy aquí, de vuelta al nido,
y late el corazón con nuevos bríos
y mi alma se solaza de contento.

Alberto Vásquez.