Era un salón grande,
una música suave comenzó.
Las luces bajaron,
el ambiente incitaba al romanticismo.
Una voz conocida me dijo:
-¿Bailamos?
Su mano extendida hacia mí,
era él...
-¡Cuánto tiempo le esperé,
muriendo a diario lentamente!
Tomó mi mano y me llevo a él;
me rodeo por la cintura.
La música suave nos llevaba en movimientos
lentos y continuos.
Como haciéndonos el amor
por primera vez...
No había más que decir, nuestros cuerpos,
nuestras miradas;
se encontraban nuevamente.
¿El destino?
¿El amor?
No lo sé...
Sólo sé que estas aquí conmigo.