Años de preparación y riguroso entrenamiento habían quedado atrás, el sueño tan reiterado se hizo realidad. La voz del control de tierra me sacudió, volviéndome a la realidad.
--- Preparando activación de reactores…en uno…dos…ahora OK --- La calmada voz del director del programa espacial me daba confianza.
--- Reactores activados, inclinando Transbordador para iniciar descenso –
Respondí concentrado en las complicadas maniobras de aproximación hacia nuestro satélite natural.
--- OK, nosotros tomamos el control a partir de ahora, buen trabajo amigo, puedes descansar unos momentos antes de preparar el módulo. Fuera. La voz del control de misión enmudeció, quedando solo la estática.
Tendido en la estrecha litera mis pensamientos volaron hacia la lejana Tierra, mientras orbitaba la Luna, pensaba en todas las personas importantes que me esperaban allá abajo, lejos a miles de kilómetros de distancia.
Sin embargo una y otra vez mi corazón se encabritaba de emoción por el recuerdo de Maria, mi eterna prometida. Tomé una decisión: le pediría matrimonio al regreso. La amaba profundamente, pero siempre inconscientemente la postergué por el programa espacial. Nunca se quejó, aceptó con ternura y sabiduría que priorizara mi carrera por sobre nuestro amor. Ya no más.
De nuevo los parlantes trajeron la voz del jefe de misión:
--- ¡Vamos dormilón, hay trabajo que hacer! --- Dijo --- Comenzando con la interminable lista de verificaciones instrumentales de la nave, tras cada pregunta le entregaba las lecturas de los marcadores y los cálculos del computador para el descenso.
Concentrado en las maniobras el tiempo fue pasando sin darme cuenta, por fin el Transbordador modular quedó en órbita estacionaria sobre un punto del Mar de La Serenidad, elegido para posar nuestro módulo sobre la Luna.
Azul, en la distancia la Tierra destacaba serena, majestuosa suavemente iluminada mientras la noche se acercaba.
La mañana siguiente comenzó con largas verificaciones instrumentales y el continuo diálogo con el Centro de Control de Misión (CCM). Al fin todo estaba listo, me dirigí al módulo de Alunizaje enfundado en mi traje espacial. El transbordador se mantenía en su órbita. A la pasada miré hacia el amenazante terreno de la Luna, cubierto de cráteres y evitado por largos años luego de las visitas Americanas de los 70’s.
Muchas historias misteriosas habían corrido debido a la suspensión de los vuelos a nuestro satélite, pero eso no arredró a nuestras autoridades aeronáuticas: Y aquí estaba como voluntario para recomenzar, Iluso, pensaron muchos, otros pensaron que hay razones de Inteligencia para continuar con el programa, pero finalmente venciendo los miedos y los ruegos de mis seres queridos estaba a punto de dar otro paso histórico para la humanidad.
Entré al módulo de descenso, rápidamente la comunicación con el CCM se reanudó y tras los chequeos necesarios abrí las compuertas del trasbordador. Los rayos dorados del sol bañaron las ventanas del módulo, como alentándome a seguir. El dispositivo hidráulico levantó la pequeña nave y la depositó a un costado del transbordador. El CCM comenzó con la cuenta regresiva para el inicio del alunizaje.
--- Activación de propulsores principales en 9…8…7…6…5…4…3…2…1 Ahora. Girando a 016º ¿Cómo va todo arriba?
---Todo a punto, funciona como mi Camaro GT, bajando estabilizado hacia el punto de contacto ---
--- OK, te monitoreamos en todo momento, buena suerte…y alguien te desea feliz 14 de febrero, Je, Je, ¡Tu sabes quien, está pegada a la pantalla!
--- Vale, tengo algo importante que decirle, que no se retire… ¡Fuera!
Con estas palabras cerré la comunicación y con el corazón palpitando a mil, tanto por lo riesgoso de la Misión, como por la certeza de que ella estaba pendiente de lo que hacía. Uno a uno fui revisando los parámetros y controles. Dejé las cámaras del transbordador siguiendo al módulo por control remoto y comencé el descenso hacia la superficie, que irregular se acercaba rápidamente. En el CCM seguían las imágenes sin comprender, trataron de tomar el control del módulo de alunizaje sin resultados, voces alarmadas cuchichearon en oídos preocupados. ¿Qué pasa?, perdimos el control del módulo confirmó el Jefe de navegación.
¡Restablezca comunicación con el piloto! Vociferó el Jefe de Misión
¡Síganlo con los radares! Ordenó y las computadoras comenzaron a trazar la ruta de aproximación sobre una fotografía detallada del Mar de la Tranquilidad.
¡Está girando fuera de posición! Anunció navegación.
¡Quiero comunicaciones ahora! Seguía gritando el Jefe de Misión
¡Dame control! Pedía navegación
¡Está en control manual! Recupera el rumbo, el descenso sigue controlado, ahora gira hacia la derecha, está fuera del punto 5º--- Informó Navegación.
A bordo del módulo ocupado con las palancas de control de los propulsores no prestaba atención a las comunicaciones. Estaba a menos de dos minutos de tocar tierra. ¿O Luna? Comencé a girar en sentido inverso completando una curva de regreso al punto designado. El descenso seguía bajo control una nube de polvo se levantó desde la superficie.
En el CCM todo era confusión, solo veían una nube de polvo desde las cámaras del transbordador. No tenían respuestas a las desesperadas consultas por radio. Los radares indicaban que el módulo estaba inmóvil. ¿Alunizó o se estrelló? Era la duda que corroía sus entrañas.
De pronto se escuchó una burlona voz desde los parlantes, cuarenta pares de oídos se tendieron par no perder palabras…
¡Hey abajo!, ¿Donde se fueron? Me preparo para abandonar el módulo, todo tranquilo por aquí.--- Dije con sorna, sabiendo que todos estarían aliviados y con deseos de matarme apenas regresara.
La nube de polvo se disipaba y comenzó a aparecer sobre la superficie lunar un enorme corazón con dos círculos pequeños enlazados….
©Corguill
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