El paisaje se encluclilló ante la fogata del ocaso.
¿Cuantas veces me subí a estos árboles y los trepé de rama en rama?
Escuché las voces de los sapos estridente en el silencio de la tarde.
Todo es hermoso
tibio
como invierno junto al horno...
Viene la noche:
la luz grande de la luna
cae sobre el techo.
El cielo luce azul
ni siquiera morir importa cuando se ve tanta belleza.
Mi perra se pasea
la vejez la ha vuelto gruñona
ciega.
Ella camina con su cola caída.
Ya no la acompaña el olfato que la hacía correr a encontrarme:
ha olvidado sus travesuras...
La hierba de seda languidece y me siento borracha de primavera
recordando esa infancia lejana:
Era feliz...
Derrama tu aroma cerezo mientras cantan en tus ramas esos pajaritos huérfanos.
La tristeza de mi madre se cobija en un lucero y
de nuevo me entristece el recuerdo de la infancia.
Victoria
Texto agregado el 03-09-2015, y leído por 411
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Victoria, tanto tiempo sin leerte y tus letras tan íntimas son un regalo. El duelo duele, pero gracias a esa sensibilidad puedes inmortalizar. Te abrazo. Gemercy
04-10-2015
"La hierba de seda languidece y me siento borracha de primavera", es el verso que elijo, solo por elegir uno. Besos! TuNorte