Engullir es una palabra bonita
exhalando de tu forma de pecas negras,
cabello verde, labios ensangrentados.
Seré frugívoro, sandía,
y este día nuestro amor
lo esnifaremos después de las doce.
Ese calor que emana de tus cachetes,
jugueteas, te pones traviesa
que deseo tumbarte mientras andamos por el vecindario.
Se acabaron las cervezas en la tienda,
tendremos que hacer uso de la artesanal sana
que guardaba Marcela tras la mampara violeta.
Este funeral del día resulta paraíso
con las estrellas iluminando nuestros murmullos
en el patio sobre los troncos roncos de inocencia.
De necesidad y ansias mueren,
tal vez yo río de vergüenza
porque mi perro regó sus entrañas por la huerta.
Destrozar enterizos es mi maestría,
sistemas nerviosos elocuentes
mudos ante la vela, ¿No está en casa Marcela?
Caricaturas en tu pecho bailan
decoran el epitafio de don rompecorazones y calzones,
soplo frio para los que se creen artistas.
La fronda esmeralda opaca se oculta y menea
distrayendo mi vista, vista al cielo,
la infinita crema se ve impecable desde nuestro lecho.
Sandia ríe incorrecta y regreso a la tierra,
mil mensajes en la contestadora
de pronto me llegan todos a la misma hora.
Muero por ella,
pero ella conmigo
solo es violenta.