Chiang Lu ( El Chino )
Chiang Lu era el hijo 184 del emperador Li Zicheng segundo de la dinastía Shun haya por los años 1400 y pico D.C. y siempre desde que nació había vivido en la ciudad prohibida de Beiging, por lo que no conocía absolutamente nada de la realidad exterior, por eso no era extraño que fuera un conformista como sus hermanos y como toda la corte imperial que le rodeaba y protegía.
Tenía una vida llena de placeres, de comodidades y de tranquilidad como correspondía a uno de los hijos del poderoso emperador, gozando siempre de cualquier cosa que quisiera, pero desgraciadamente no era ni mucho menos feliz.
Ya que lo que de verdad él deseaba le estaba vedado, querría haber nacido mujer, se sentía mujer y hubiera dado todo lo que tenía por ser como cualquiera de sus hermanas o como una de las muchas esposas de su padre.
Pero el pobre chocaba con tres problemas imposibles de resolver, primero y más importante no existía en esa época ninguna posibilidad de cambiar de sexo, era hombre y lo seria hasta el final de sus ideas, porque la posibilidad de hacerse eunuco no era la solución él quería ser mujer no un hombre castrado, segundo la intolerancia de aquella sociedad a cualquier planteamiento considerado como no natural y tercero su apariencia física, su madre Jing Wey procedía de las tierras más al norte de China de la región de Mongolia que era famosa por la corpulencia de sus habitantes, corpulencia que se manifestaba en él como correspondía a su raza, a los 13 años media 1,93 mts y pesaba 110Kg era un coloso y lo más opuesto a un cuerpo delicado y grácil.
No obstante la evolución de su naturaleza no le daba ni un segundo de descanso, según se iba haciendo mayor, su instinto se desarrollaban mas y mas, se veía cada vez más como una mujer, se comportaba como una de ellas, copiaba su forma de hablar y de moverse, a pesar de su tamaño, él se consideraba una mujer fuera su aspecto el que fuera.
Al principio lo llevaba muy en secreto, sabía que nunca sería aceptada su pretensión en su mundo y era muy consciente que ni la más avanzada de las imaginaciones de su época contemplaba su situación, pero su naturaleza avanzaba más que su prudencia y había llegado a un punto en que ya le era muy difícil no mostrarse como era.
Empezó a robar ropas femeninas que cada vez utilizaba por encima de las suya como sin darle importancia y lo que es aun peor empezó a colarse con mucha frecuencia al Harem del palacio, donde se pasaba horas y horas contemplando a las esposas y esclavas de su padre, admirando sus vestidos, extasiándose con sus canciones y música y sufriendo en silencio por ser una de ellas.
Consiguió por medio de sobornos, maquillajes y perfumes que con gran entusiasmo utilizaba cuando nadie le veía, sufriendo al mismo tiempo al ver lo mal que le quedaban en su enorme corpachón.
No podía resistirlo, “¿Por qué tenía que haber nacido así?” pensaba una y otra vez estrujándose literalmente su mongola cabeza pensando cómo resolver el problema.
Y de pronto le llego la solución, aunque no exactamente la que él quería, pero una solución que puso fin a su sufrimiento.
A través de un chivatazo Li Zicheng, el emperador, su padre, se entero de sus continuas visitas al Harem y claro lo que menos imagino era la razón por la que lo frecuentaba, estaba seguro que trataba de conseguir el favor de alguna de sus esposas, algo totalmente prohibido e intolerable el Harem era suyo y solo suyo.
Chiang Lu fue empalado esa misma tarde para ejemplo y advertencia de toda la corte.
Si hubiera nacido seiscientos años más tarde más o menos, posiblemente hubiera tenido otro fin más honroso, pero las cosas son como son.
Fernando Mateo
Julio 2105
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