La primera vez que tuve mi primera vez ni la recuerdo. Las últimas aún las conservo en la memoria. Pero las que me enternecen son las próximas (primeras veces).
Imagino la primera vez que observe el deseo en sus ojos, y éstos me lo devuelvan. El primer reencuentro tras la espera de tantas ganas. La primera sonrisa previa al primer beso. El primer temblor del alma cuando se acerque a mi boca... y en ella caiga.
La primera mirada lenta y pirata, memorizando el mapa de su cuerpo. El primer abrazo largo; largo y sin ropa. La primera caricia, que se graba a fuego en algún lugar de la memoria. El primer escalofrío si me besa la espalda. La primera risa tonta cuando se baje la falda. El primer café con besos, que poesía nunca falta. La primera en desnudarse pierde, pero me gusta hacer trampas. El primer poema escrito sobre su piel, dejando que sea ella quien corrija las faltas. El primer resbalón, caída y vuelta a empezar con más ganas. La primera guerra entre sábanas, seguido del primer orgasmo compartido. La primera huida juntas. El primer viaje sin movernos del sofá, leyendo el mismo libro. La primera resaca, de madrugada y sin alcohol. El primer sueño despiertas, recorriendo la vida en la máquina del tiempo en que se convierta la cama. La primera risa en cascada, sin miedos ni ataduras.
La primera diástole acompasada, mi ritmo y el suyo venciendo a las ganas. El primer concierto juntas, susurrándonos orgasmos a escondidas. La primera caricia sobre la escalera al cielo que es su columna, y baje o suba por ella siempre hallar el premio. El primer vuelo sin motor, con sus manos dando rienda suelta al timón y mi piel señalando las etapas del viaje. La primera lluvia para regar las flores de su cama. El primer tropiezo, la duda y el comienzo. La primera droga sorbida directamente de sus labios. El primer paisaje hermoso contemplado de su mano, aunque lo bonito sea la mano. La primera noche en vela, el primer café y desayuno sin dormir apenas, observándonos. La primera despedida con la promesa del segundo viaje, que traerá otros cientos de primeras veces. O de segundas, son sabor a nuevo. |