La casa por el tejado
Necesito alquilar un piso. Hasta ahí, bien. Me pongo en contacto con una agencia, y como por ende de necesitarlo, tengo dos perritas, le pregunto al agente si el propietario admite mascota o no.
Yo: Estoy interesada en el piso, pero necesito saber si el propietario admite mascota.
Agente: Está amueblado, tiene tres dormitorios, terraza y un cuarto de baño.
Yo: Ya, si he visto las fotografías y me interesa, pero como le digo, necesito saber si el propietario admite mascota o no.
Agente: No lo sé. Tendría que preguntarlo, pero primero venga a ver el piso en persona y si le encaja, llamo al propietario para preguntárselo.
Enarco las cejas y mi lógica se descuadra.
-Yo: Perdone, pero como para mi es prioritario que admita mascota, pienso que debería usted llamarle ahora y preguntárselo. ¿Le digo por qué? Porque por mucho que me guste el piso ( que me gusta según lo que veo en las fotografías) si no admite mascota, el propietario no me lo va a alquilar.
Agente: Es nuestra política. Como le digo, usted lo ve primero. Que le gusta, me pongo en contacto con el propietario y se lo pregunto.
Yo: Pero eso es absurdo. Dígame primero si admite mascota, y si la admite, voy a verlo. Es lo lógico, ¿no?
Agente: Le repito que primero tendría que venír a verlo, y luego, se lo pregunto al propietario. Tendría que abonar la cantidad de cien euros para que, en caso de que le guste, le preguntara al propietario respecto de las mascotas-me quedo en silencio, tratando de encontrar algún sentido al absurdo, pero como he dormido poco, no cavilo bien. El agente, por causa de mi silencio, presiente mi desconcierto al otro lado del teléfono y prosigue-. Si lo hiciéramos como usted dice, estaríamos. mareando al propietario...¿entiende?
No. No entiendo nada en absoluto. ¡Sólo tendría que llamarle una vez para preguntárselo, por Dios! Admite mascota o no admite mascota. ¡Si la admite, la admitirá siempre, y si no la admite, no la admitirá nunca! ¿Y encima me cuesta cien euros que le llame por teléfono para preguntárselo? Esto es como intervenír quirúrjicamente primero sin saber dónde se encuentra la dolencia. ¿Marear al propietario? ¡Me cachis en la mar! ¿Y el cliente, que tiene que abonar dos mensualidades, honorarios del agente, presentar la declaración de la renta, un informe de la vida laboral, un avalista, un contrato de trabajo fijo y las tres últimas nóminas, qué? Pero claro, el cliente es lo de menos. ¡Basta ya! Que yo no le pregunto al propietario en qué se va a gastar el dinero que le abone por la renta, ni le voy a pedír que me muestre la escritura de propiedad, ni si declara el alquiler que cobra cada més por alquilar su vivienda, ni si ingresa la fianza en la cámara de comercio o si encuentra al día en el pago de la contribución o las derramas, leches.
-¿Oiga? ¿Sigue ahí?
-Gracias por atenderme. Que pase un buen día.
Corto la comunicación y me quedo con el auricular en la mano. Estoy perpleja, atónita y enfadada. No sé si llamar a otra agencia o si tratar de encontrar a alguien que venga a reparar el mundo.
Ni llamo, ni rebusco. Una ducha de agua fría me vendrá bien.
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