El tipo se había resignado.
Ya no le interesaba vivir... pero tampoco morir.
La inercia lo había llevado a una "estabilidad", más basada en la indiferencia que en algún tipo de equilibrio.
Y el tipo se habia resignado a sobrevivir.
Hasta que un día ella volvió de su pasado, tan fresca como siempre, tan vital, encantadora y confiable como siempre.
Ella había sido su vicio y no supo manejarlo, pero pudo superarlo.
Hoy ella no es su vicio: es su motivación para otro vicio, uno que ya había olvidado.
El vicio de vivir.
Texto agregado el 20-08-2015, y leído por 124
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Lectores Opinan
20-08-2015
Tu relato va de la sombras a la luz y me gusta! licetreyu
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