¿Pata ´e vaca?
Ante la pregunta ¿qué significa ser un pata ´e vaca?, la respuesta es algo difícil de elaborar. Tanto es así, que bien valdría cuestionarse el rol que juegan las vacas en esta alocución popular. La vaca es un animal noble y pacífico que nos provee de carne y leche. Su presencia, para la mayoría, nos es grata. E incluso, la asociamos frecuentemente a temas infantiles; recordemos aquella insulsa canción que nos cantaba la tía del jardín:
“...Hay una vaca lechera. No es una vaca cualquiera. Me da leche descremada...”
Algunos la han convertido en persona jurídica, digamos el concepto, con fines solidarios. Otros la han hecho protagonista en spots dotándola de las más excelsas habilidades que puede manifestar la especie humana. Ciertos grupos ultravegetarianos han adoptado su rostro, en actitud siempre boba y parsimoniosa, para sensibilizar a las masas sobre el sufrimiento de la faenación. Queramoslo o no, la presencia de la vaca se diluye en el pasado y se proyecta. Entonces, por qué testarudamente atribuimos el origen de ciertos vicios humanos como propios de ellas. Por otro lado, el castellano, lenguaje de una riquísima variedad conceptual, se ha visto tristemente influenciado por la acuñación del chilenismo verbal vacunar, el que se asocia con el acto de estafar o engañar. De allí, es que deseo plantear esta pregunta directamente, ¿acaso alguna vez una vaca lo ha timado aprovechándose de su buena fe?. Por cierto que no.
Sin embargo, no todos comparten esta opinión. En las antiguas costumbres nórdicas (noruegas) el procedimiento para reconocer a un hijo nacido fuera del o los matrimonio(s) era confeccionar unos zapatos con la piel de la pata derecha de un buey (o en su defecto una “vaca”) con los que, en acto solemne y público, el progenitor, hijo y familiares, en estricto orden, se los ponían. En algunos casos, por razones de confección o climática, el del progenitor resultaba ser un verdadero “pata é vaca” y se debía repetir el ritual. Discrepo de la forma pero no del fondo del asunto.
Baste afirmar, ciertamente, que la intención descalificadora con que se usa esta frase se informa de la más artera fijación. La pata. Aquella extremidad ha sido objeto de la más ignominiosa campaña de desprestigio, basada en falacias de toda índole... desde arma apaleante a carácter fálico. No generalicemos. El que algunas personas hayan sufrido un patadón no es señal de una actitud de animadversión hacia nuestra especie, sino, más bien, de un acto instintivo de supervivencia de nuestros queridos vacunos. Quizás, algo genético que los libera de toda responsabilidad... por consiguiente, si alguna vez se siente tentado a usar esta frase “pata é vaca”, recuerde, las vacas son nuestras proveedoras y merecen respeto, aún si son parte de nuestro plato.
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