Quien pudiera tener habilidad de volar muy alto,
un silbido que corte el silencio cuando se aquieta
el rumor de un arroyo o el canto de los pájaros.
Regocijarse en una lluvia de voz serena y melodiosa,
dormir bajo las estrellas con un sueño que alivie
y despertar en los brazos de una mujer perlada
tan solo por el tenue rocío que cae al amanecer.
Texto agregado el 10-08-2015, y leído por 157
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