Ella estaba segura. Él no. Ella ya no lo quería. Él empezó a dudar.

No es fácil pensaba ella, terminar algo que funcionó bien, algo que parecía ser el futuro de los dos, algo que no tenía problemas, llegar, intentar, pelear y volver ya no funcionaba. Las situaciones estaban fuera de control, el amor no era solo abrazos, besos y “esas cosas que hace la gente cuando se siente contenta o molesta”

Él sabía que el amor no era el problema, el problema era dejar que ella haga cosas que estaban bien para ella pero no para Él. ¿Cuándo un hombre se da cuenta que las culpas son de él y no de Ella?, ¿en serio creía él que ella reconocería que también es parte del problema? La frase “No eres tú, soy yo” se convirtió en “Te quiero pero hoy no quiero verte”.

Ambos no llegaron a ninguna conclusión, las siguientes tres semanas de la quinta llegada y salida parecían ya mostrar las consecuencias del proceso de desenamoramiento.

Ella ya no estaba segura. Él sí. Ella aún lo quería. Él ya no dudaba.

Llantos, lástima, dolor y música sin sentido le hicieron entender a Ella y a Él que:
Enamorarse no es difícil, el problema es no saber cómo deshacerlo.