Conozco esa voz que habla de la dicha,
y de los lamentos,
de un lugar oscuro donde ya no hay ecos,
me pide casi a gritos que me ilumine.
Con mi presencia en el espejo,
veo tu rostro y lo acaricio,
con tus ojos me desnudas y nuestras almas
se funden en una.
Te ofrezco mi corazón si lo quieres cuidar,
por ti latirá, si, con sangre escribo lo que siento por ti.
Te conozco, seamos uno en esta habitación de alas doradas, de sueños compartidos.
Si me clavas, me enciendes con la llama que sabes.
En los universos de formas y colores,
donde flotamos adormecidos, entre soles y lunas.
Nuestra ciudad es tan hermosa, lamentos de pavimento y alegrías de arco iris,
abriendo la ventana, deseo que las aguas nos laven de las tragedias padecidas,
que purifique el alma que se cansó de volar.
Te toco y tiemblo, nuestros cuerpos, envases de amor.
En mi interior, te siento, en tu interior, me siento viva.
Átomos entrelazados, alocados en la vida.
Con una sonrisa despierta el día, amaneceres que oscurecen, lunas que enceguecen.
Las estrellas que no contamos,
los besos que nos damos.
Toda desnuda, quiero embriagarme de ti,
que me digas eso que tú sabes decir,
que hagas eso que tú sabes hacer,
que me atrapa y enloquece, me despierta y adormece.
La razón de mi sentir, sin ti es una pesadilla negra,
contigo me encuentro en un edén de idílicas emociones.
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