Cuando llegó el duende
de mansos ojos claros
se disipó el oprobio
de las noches solitarias.
Como una promesa
de aquello que vendrá
sin sentir más temor
de que corra la vida
sin cosas compartidas.
En paz y con alegría
con ciencia y esperanza
volaron golondrinas
hacia tierra prometida.
Fue simple y tan sencillo
conocer la diferencia
del abismo que se cierra
y la ventana cierta.
Texto agregado el 04-08-2015, y leído por 144
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