En el centro de la plaza, una serpiente da un discurso; ponzoñosa y lisonjera, logra atrapar a cuanto incauto le presta oído.
De pasado oscuro, falaz semblanza, como su cuerpo curvo, posee una larga lengua,capaz de cercenar el cuello inocente de quién no baile su siseo.
Dicen que su altar se armó de sal y traición,y a sus pies descansan los restos de quienes le prestaron asilo en el pasado.
Para cada uno utilizó una muda a conveniencia, y sólo gracias a eso, ahora goza del poder de facturar....las serpientes no escuchan los sonidos del aire, así que no pierdas tu tiempo en sollozos.
En el centro de la plaza, una serpiente da un discurso, para todo aquél que ha subyugado, a cambio de un poco de aire, forman filas en torno a su estampa., mientras ella en silencio pone sobre su cabeza los hilos con que manejará sus vidas.
Con una jerga ladina,y mirada que amedrenta, lentamente narcotiza.... ¡ay de ti que serás el siguiente!...¡anda corre!...¡escóndete, huye!...
Su bandera se enmascara de una noble causa, si te confias, terminarás cargando sus cruces.
En el centro de la plaza,una serpiente da un discurso, un discurso que quisiera ignorar, pero grita por cada poro que en mi piel respira, doloroso, que vuelve, como los granos de arena que van de un lado a otro en el reloj, tribulaciónes asimiladas, soslayadas para evitar la sal....tú....el que camina sin rumbo; estás advertido.
(Hasta Siempre...) |