BENDITO ADAGIO PARTE VI

“Viviendo un dulce encanto virtual, en un espacio real”

Hoy, la noche me abrazado tanto que sin duda puedo compararme con una mariposa perdida en el viento ¡Frágil!...

Los brazos de Javier son tan cálidos que no dudo en arrimarme más y más a Él. Sentados en el sofá su voz me dice “Calma Andrea” mientras sus ojos encantadores me invitan a ahuyentar la nostalgia.

-Lo siento Javier, le respondo; el encuentro con Janin y esta forma de vivir en soledad; han hecho que mis retinas develen recuerdos que aún lastiman.

-¡Soledad que tú quieres! O más bien que tú buscas.

-¡No recuerdas a todos los muchachos que has rechazado!, si fuera tú…Javier solo tú; le digo, mientras le sonrío; posándome Él, un cálido beso en mi frente; robándome de inmediato un inmenso suspiro.

El momento se hace favorable a risas; Javier juguetea con mis manos, me retira del rostro los cabellos, acariciándolo tan suave, une las hebras; una y otra vez, hasta que su calor lo torna dócil.

Se va alzando el eco de la alegría; los murmullos se hacen serenos y la oscura noche palpita su brillo.

Timbra el celular de Javier y nuestro espacio, se ve interrumpido; de soslayo logro mirar la pantalla, decía “Bernardo”

-Es oso, me dice Javier; para luego, cortar la llamada. “No estoy para ti”, dice en voz alta.

-¡Javier! le digo.

-Cariño no te preocupes; Él sabía que vendría a verte, quizá quiere oír música, y no encuentra sus discos; es que di orden a su desorden; debí haber cambiado las tapas.

Javier aprovecha para contarme algunas anécdotas que pasa con Bernardo; mientras lo hace nos sobrevienen risas y carcajadas.

Así me gusta verte; alegre, radiante.

-¡Adivina que!

-¿Pasó algo en la oficina? Le pregunto

-Digamos que se relaciona.

-No me digas que mañana extenderemos el trabajo.

-No; Esther dijo que este fin de semana nos tomemos libre.

¡Libre! , ¿Por qué?

Al igual que nosotros, Esther no ha parado con el trabajo. Ella en este momento ya estará disfrutando de su esposo y su hijo; su vuelo salía en la noche y regresa el lunes por la mañana.

Dio el aviso, después que tú te fuiste; estuvo esperando que le confirmaran la reserva de su vuelo. Apenas le confirmaron nos dijo, chicos descansen, “buen fin de semana”. Mañana es sábado, tenía la invitación de mamá por confirmar; confirme que si iríamos.

-¡Iríamos!, Javier ya es hora que también incluyas a Bernardo.

-Andrea, ven conmigo.

- ¡Claro que voy! Necesito respirar aíre fresco, aíre lleno de amor.

-Por un instante sufrí, pensé que no irías; es que también llegará de visita el tío pedro y mis primos.

Mis padres son un tesoro y respetan todo sobre mí, pero el tío, seguro habrá oído tantos rumores. No me gustaría que mis padres, pasen malos momentos por comentarios o preguntas; que únicamente me corresponderían a mí; oír y responder.

-Tu tío Pedro, valla, sí que me has hablado de él.

-Cariño él tiene la apariencia de un ¡Macho!

-Es tosco; a veces poco caballero. Yo no sé, cómo la tía Rita aún lo soporta; se sabe en la familia; que la tía es la única que le pone freno cuando le llega la impertinencia.

-Nada, comparado con la bondad y elegante humanidad de su hermana; mi madre.

-No te preocupes, que vamos - Le respondo.

-Te voy a presentar a mi primo; hace mucho tiempo que no nos vemos; ¿Y él sabe? Le pregunto.

-¿De mi opción? ¡Claro! Mientras me susurra a modo de secreto; “No soy el único en la familia” entonces ¿Él? Le cuestiono.

-¡No! Él es, a diferencia del macho de mi tío, ¡Un caballero! en lo único que no estoy de acuerdo con Él, es un pensamiento que siempre resalta; sin intento de ofender por supuesto. “La opción, es una decisión”

Conversar con Javier sin duda siempre se torna; en una sana, divertida, y espontanea sesión de diván.

-Andrea; sabía que no negarías mi invitación y me traje la maleta, está afuera en el auto; ¿Comemos algo?

- ¡Qué impredecible eres Javier!, le respondo.

Vamos a la cocina y preparemos algo ligero.

Sí; pues mañana nos espera un festín. Sonreímos

Pero deja que realice una llamada, hago las coordinaciones con Linda.

Linda; es una joven estudiante de veterinaria, que a veces cubre urgencias de viaje para alimentar a mis narices frías. Es sobrina de una amiga, así que le dejo copia de las llaves cuando es necesario.

Lentamente se abre la mañana; mis parpados perezosos van aclarando la imagen sonriente de Javier, mientras mis oídos repelen su voz, despierta, despierta; me susurra.

-Javier ¡no! , un ratito más.

-Vamos, nos espera un sabroso desayuno.

-Son casi dos horas de trayecto.

-Ya te aliste unas piezas, está aquí en tu maletín.

-Bostezo; abro mis ojos en su totalidad, ¡Serías el compañero perfecto! Me abraza.

Mientras acerca su rostro y menea mi nariz como haciéndome saborear muy cerca un beso.

-Yo Suspiro; cariño a ducharse.

Me toma la mano posando la fotografía que había quedado, entretejida en la manta. “Es muy lindo”, me dice; te espero abajo.
-Sonrío, me quedo un momento con la fotografía lo coloco en mi pecho y lo regreso al marco sobre la mesita.

Tiro la puerta del auto, me coloco el cinturón; al salir de la ciudad, el sol empieza abrirse con más brillo. Javier estira su mano a la gaveta, me otorga un exquisito chocolate.

Me echó un guiño; sonreí.

“Cariño; el destino es tan generoso, que en el momento que menos esperes volverás a cruzar miradas con Tadeo; quizá sea en un bus, cuando intentes algún viaje; quizás un lunes cuando todo parezca un desastre; quizá estés apoyada sobre un muro, sobre un balcón; observando la vida, observando Dios sabe qué; o simplemente esperando el semáforo rojo; quizá el destino no elija la estación más bella, pero si, la adecuada. Quizás solo sea un instante que su silueta este en tu dirección. Y quizás ese día; tengas el valor de tomar o dejar el pasado y mirar el presente y también el futuro”

-Lo escucho. Yo, tan solo suspiro.

El destino es tan extraño, que si Tadeo; es el amor de tu vida; entonces cruzará sus destinos.

-Mientras tanto ¡Estoy Yo! me dice Javier, soltando su picardía.

Parpadeo; le sonrío, intentando sujetar mi vidriada mirada, porque mientras Javier me hablaba del destino yo; me recreaba en él.

Me acaricia el rostro, me dice descansa mientras llegamos, voy a colocar música, ¿Te incomoda que coloque a volumen?

-No Javier; le respondo muy suave.

-Gracias linda.

Javier tarareaba su música, Rock de los 80. El viento corrió mis cabellos, mi mano izquierda lo entrelaza e intenta darle quietud; mientras me pierdo en el vidrio de la puerta, mirando el fresco paisaje con destellos de luz y recuerdos.

Ya habían pasado; aproximadamente dos meses, de continuos y frecuentes citas personalizadas sesiones reservadas y horas totalmente otorgadas.

De oír su voz por teléfono, pasé a oírla por celular, me dejaba buenas mañanas, me preguntaba en cualquier hora del día ¿Que haciendo?, que tengas un dulce, hermoso o agradable día; mis respuestas siempre eran amables, tratando de evitar la entrega total del gusto que tenía por él. Pero un día… Estoy pensando en ti; respondí.

Cuando me volví, ya el mensaje estaba entregado y seguramente leído, pues la respuesta fue “Yo siempre”, el día jueves estoy con la tarde libre.

Andrea, ¿Puedo conocerte?

No sé cuánto habré tardado en responder, pero seguramente fue el mismo tiempo que lo pensé

Continúa…

Krisna…