Ya no siento el frío en mis pies descalzos
al tocar los suelos en mis mañanas,
veo la oscuridad que me acompaña y me recuerda
mi monótona y cruda existencia.
De vez en cuando me siento junto a mi amiga, la lámpara,
entre pensamientos me desmayo,
mi sombra recostada me da cobijo,
no obstante la luz intenta coger mis manos,
sin embargo mi sombra se aferra más a mí.
Y en esa disputa donde mi vida se debate,
mi existencia procura volverse lágrimas para ser expulsado
por un par de secos ojos.
Texto agregado el 03-08-2015, y leído por 87
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Lectores Opinan
04-08-2015
Profundo...ay! La rutina! aquella que es capaz de arrebatarnos la vida y el amor! emelymatos
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