Me gusta saber que hay sangre negra galopando en mis venas
Pensar que mis lunares son vestigios de la piel de un cacique
Del alma de un esclavo
Mis manos usan la llama del idioma
la lanza que atraviesa el dedo que señala
La lengua que denigra
Soy negro y no reniego de la tierra
De fogones curtidos y palenques
Conjuro los tambores cuando la luna es un témpano de llanto
Bajo mi cintura el sol cocina el día
Y no tengo la risa por murmullo,
por adorno de caballo ensillado
mi risa no es mi risa
Es un regalo
para los caminantes
para las estaciones
que se apretujan - de golpe - en mi pecho.