Por fabor, no te enamores de mi hermosura
Una mañana de abril.
No ames la calidez de mis sonrisas;
De mis falsas sonrisas.
No te enamores de la dulzura
Con la que lleno tu espíritu;
De aquella suavidad
Con la que te arrullo,
Con la que toco tu alma,
Con la que acaricio tu vacío.
No ames de mí
Esas dulces palabras
Que, llenas de picardía,
Te dirigen al edén.
Más bien, enamórate
De mis malas mañas
Y déjate seducir
Por la negrura de mis temores.
Deja que tus ojos se
Enloquezcan con mis imperfecciones;
Que tus labios besen
Este cuerpo lleno de cicatrices.
Que se empapen con
La amargura de mis
Días grisáceos.
Enamórate de mis raíces
Tan azotadas
Por las tantas tormentas.
Ama mis ramas desnudas
Y las tempestades que,
Repentinamente, se avecinan
Muy dentro de mí.
Ama mi verdadero yo;
Aquel yo que nadie conoce
Y que solo te he mostrado a ti.
Ama esa parte oscura de mi;
A aquella mujer compleja
Y difícil de amar.
Pues cuando te enamores de ella...
Solo cuando lo hagas
Me habrás amado realmente.
Texto agregado el 02-08-2015, y leído por 101
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