Llevo ya tiempo extraviado en esta isla. Ignoro las horas que llevo perdido, ya que mi reloj se detuvo hace una hora. Repleto de inmensa agua y a la vez, sin nada que tomar, debido a que el agua es salada, y mi doctor me prohibió. consumir sal. No he bebido nada desde la última vez. Aún recuerdo como fue. Caminaba sobre las doradas arenas de la playa cuando vi una palmera de cocos. Así que busqué piedras por toda la playa para arrojárselas a la palmera y hacer caer esas jugosas minas de agua dulce. Después de recolectar suficiente cantidad de piedras sufrí una desdicha, puesto que me había perdido, y no sabía donde se encontraba aquella palmera de cocos. Pero luego me dije ¡Dios mío! puedo arrojar piedras a otra palmera. Así que arrojé piedras a la palmera con la fuerza que David lo debió de haber hecho contra Himan. Y aunque se me terminaron las piedras, la fortuna me favoreció, pues encontré justamente una hielera con una gran cantidad de bebidas, las cuales pude arrojar a la palmera inmediatamente. Al no tener más que arrojar, lancé mis zapatos, mi reloj e incluso un chango, pero tampoco llegó a tumbar algún coco. Y ahora me encuentro aquí, en el mismo lugar intentando. Y seguiré intentanto y sobreviviré en esta isla y caerá algún coco, no me importa cuantos plátanos más tenga que tumbar para eso.