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Salvación

La chica retrocedió hasta llegar al tronco de un árbol. Quería seguir retrocediendo, pero ya no podía hacerlo.
-A-aléjate de mi –dijo entre cortada por le temor que sentía.
-No te preocupes pequeña, ¡esto no dolerá mucho!
El jinete se rió fuertemente. Ella tocó el árbol, pero en lugar de la áspera corteza no tocó nada. Se volteó. No había ningún árbol. En su lugar había un enorme abismo oscuro. Se oían relámpagos y subían llamas de fuego. Se podían escuchar lamentos de personas agonizantes suplicando misericordia. Ella estaba al borde. Un paso más y caería ahí. Volvió a ver al jinete. Estaba a una no corta distancia.
-Bien, bien –dijo el jinete sonriendo-, ya es suficiente. ¡Despídete de tu alma!
Dio riendas a su caballo y se dirigió a ella. Ella se arrodilló, cerró sus ojos y empezó a llorar. No quería ver su final.
-Dios –dijo en su mente entre sollozos-, ¡ayúdame!
El jinete sacó su hoz y se disponía a cortarle la cabeza. Ya estaba lo suficientemente cerca como para volársela de un solo tajo. Tomó impulso con su brazo, pero cuando estaba a punto de dar la estocada algo lo paralizó, a él y a su caballo.
-¿Qué es lo que pasa? –dijo furioso. Trató de moverse, pero era inútil. La chica abrió sus ojos. Se sorprendió de ver lo que veía. Una figura con túnica blanca y con rostro de luz tenía su mano extendida su mano hacia el jinete. La figura movió su mano hacia abajo y el jinete cayó del caballo, quien se precipitó hacia ella. Ella se apartó, tirándose a la derecha. El caballo se precipitó al abismo y fue recibido por una llama de fuego ardiente que lo consumió. El jinete se volteó y vio la blanca figura.
-¡Tu! -exclamó furioso. Se levantó del suelo y corrió hacia el con su hoz en el aire. Quería asesinarlo.
-¡Cuidado! –gritó la chica afligida.
La figura solo observaba como se aproximaba el jinete. Extendió su mano en señal de alto y el jinete quedó paralizado de nuevo.
-¿Qué pasa? –Decía tratando de moverse-, ¿Qué me hiciste?
-Ya has causado demasiados problemas aquí arriba.
-¡No, espera! ¿Qué vas a hacer?
La figura cerró sus ojos. De la tierra donde estaba parado el jinete empezaron a salir raíces, que poco a poco lo iban enrollando, lento, muy lentamente. Comenzaron desde sus pies y piernas, pasaron por su tronco y brazos y llegaron a su cabeza.
-¡No! –Gritaba el jinete desesperado- ¡No!
Una de las raíces se enrolló en su boca, tapándosela. Las raíces siguieron enrollándose en su cuerpo, hasta que quedó totalmente cubierto por ellas. La figura blanca abrió sus ojos. El jinete estaba envuelto en una especie de capullo, formado por las raíces. El asintió y las raíces empezaron a jalar al jinete bajo el suelo. Luego de unos segundos solo quedaron Él y ella.
-¿Estás bien? –dijo la figura acercándose a ella.
-Si, estoy bien. Gracias por salvarme.
-No hay de que.
La figura blanca tocó su hombro. Ella comenzó a chocar su cabeza contra su hombro, como si tuviera un tic nervioso. Cayó al suelo convulsa. La figura retrocedió unos metros.
-De acuerdo… parece que aún no he terminado.
La chica comenzó a gritar fuertes y horripilantes alaridos. Su cuerpo se sacudía violentamente. Sus pupilas azules se voltearon y dejaron sus ojos totalmente en blanco. Empezaron a crecerle los colmillos, sus uñas se volvieron garras y le salía espuma por la boca. Se levantó.
-¡Tú! –dijo dirigiéndose a la figura. Su voz era increíblemente ronca- ¡pagarás por lo que has hecho!
Gritó fuertemente y corrió hacia la figura con la intención de dañarlo. La figura solo se limitó a sonreír y a hacer un movimiento con su brazo hacia delante, haciendo que el cuerpo de la chica saliera volando y chocara con un árbol.
-¡Sal de ella, ahora!
El cuerpo de la chica nuevamente comenzó a convulsionar y a levitar.
-¡No –decía el espíritu que la habitaba-, no, no… no!
Lanzó un horrible grito. Horribles espectros empezaron a salir por la boca de la chica.
-¡Al abismo! –ordenó la figura.
Los espectros volaron disparados hacia ese lugar, formando una especie de espiral. Cuando el último espectro salió, el cuerpo de la chica cayó desplomado a la tierra. Los espectros comenzaron a caer al abismo mientras eran recibidos por un fuego ardiente hasta que o quedó ninguno.
-Ahora desaparece.
En un abrir y cerrar de ojos el abismo desapareció y en su lugar habían muchos árboles frondosos. La figura se aproximó al cuerpo de la chica y lo tocó. Estaba pálido, sin color y extremadamente frío. No había duda: Estaba muerta. La figura acercó su cara a la de ella. Tomó un poco de aire y lo sopló en la nariz de la chica. Su cuerpo comenzó a recuperar su color y su temperatura aumentó.. Había vuelto a la vida. Poco a poco empezó a abrir sus ojos.
-¿Q-qué pasó? –preguntó un poco cansada.
-Shhhh –dijo la figura poniendo su dedo índice en los labios de la chica-, tranquila, ya todo está bien.
-¿Ah si?
-Si.
La figura blanca puso su mano cerca de sus ojos y la bajó. Ella quedó profundamente dormida.

A la mañana siguiente abrió los ojos y vio que estaba acostada en su cama. Se levantó y estiró sus brazos.
-Vaya –dijo mientras se estiraba-, que loco sueño el que tuve anoche.
Ya iba a empezar a reírse cuando vio en sus tenis algo marrón. Se acercó a ellos para ver más detenidamente. Era lodo. Lodo que solo pudo haber obtenido su hubiera esta en un bosque.
-No –se dijo un poco asustada-, no es posible.
Bajó corriendo a la sala. Cuando llegó, en la mesita pequeña había un libro. Era una Biblia, la misma que su madre le había regalado hace seis años atrás. Estaba asustada, no sabía que ocurriría. ¿Sufriría sus horribles transformaciones? ¿Lo que ella creía haber soñado en verdad pasó? Solo había una forma de saberlo, y ella lo sabía. Así que tragó un poco de saliva y se acercó a la mesita. Estaba asustada. Con la mano temblorosa tocó la Biblia y cerró los ojos. No pasó nada. Los abrió nuevamente y comenzó a tocarse. Seguía siendo ella misma. Incrédula tomó la Biblia y la abrió. En la primera página había una dedicatoria.

Para (su nombre)
Querida (su nombre), ya no tienes nada de que preocuparte. El pacto que tu madre había hecho ya yo lo eliminé. He quitado todo rastro de los espíritus inmundos que había en ti y te he infundido el aliento de la vida. Ya olvida tu pasado, ha quedado atrás ¡Disfruta de tu nueva vida!

Atentamente, Dios.

Ella sonrió. Abrazó la Biblia contra su pecho. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Gracias –dijo mirando hacia arriba-, muchas gracias.
Secó las lágrimas que tenía de sus y subió con la Biblia a su cuarto, para cambiarse y salir a disfrutar de su nueva vida.

FIN

Texto agregado el 30-07-2015, y leído por 122 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
19-11-2015 muy bien escrita toda SerKi
06-11-2015 me gusta la narrative esta muy bien, sigo la siguiente >>>>>>>>>>> bishujoo
31-07-2015 Y de tan feliz que estaba se fue a Metrocentro a vitriniar. -ZEPOL
 
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