Ya mil y un adiós se despachan al olvido
Siempre quedará un recuerdo de lo que se ha vivido
Tal vez nunca olvide tu susurro en mi oído
Y nunca deje de sentir en mi corazón lo sentido

Cual hielo congelando mis entrañas
Sin poder deshacer todas esas telas de arañas
Preso, víctima y sin testigos de tus sucias mañas
Esperando que la muerte venga ya con su guadaña

Muerto en vida, de alma negada
Zombie, oscuro, opaco, de voz silenciada
Cadáver andante, de caminata estrellada
De paso lento, firme y de mirada perdida, mirada calmada.

Mis palabras se pierden en los mares
Tus palabras las uso yo en los bares
Mis deseos se pierden en lejanos lugares
Tus deseos los guardo yo bajo siete llaves.

No hay estocada más dolorosa
Ni cicatriz menos decorosa
Que la causada por una diosa
Caprichosa, quejumbrosa y odiosa.

Ni toda el agua del mar bastaría
Ni tampoco con todas las estrellas del cielo alcanzaría
A limpiar yo mi alma de toda tu porquería
Ni mucho menos con tus besos me quedaría

Solo tengo un recuerdo en mi mente
Solo tengo un pesar que se resiente
Solo un cuento pero nadie que lo cuente
Solo hay un ingenuo pero ya no existe quien le miente

Traigo conmigo una historia
Una llena de fracasos y gloria
Una en la que por ti, yo moría
Y en cambio tú por mí, sonreías.

Cariños fuera de contexto
Odios que no tienen pretexto
Soledades acompañadas de mensajes en algún texto
Indiferencias ambivalentes como el número sexto.