Ya me curé de ti
como si de un resfriado
mal llevado se tratara,
puse tiempo y remedio
para terminar de sanarme
de tu recuerdo
de las heridas que dejaron
tu marcha, mi huida
o ambas.
Puse todas las ganas
en sacarme la esquirla
de metralla que supuso
nuestra historia,
y aunque por instantes
pensé que no lo contaba
aquí sigo respirando
ahora completa y profundamente.
Aprendí a no hurgar en la herida
a amar la cicatriz de tu memoria
sin volver a reabrirla,
a no odiar al enemigo
porque es gris y no existe.
Todas las batallas
fueron contra nosotras mismas.
Ya no hiere ni tu olvido
ni el desencuentro.
No volveré a marcar de derrota
el desastre de relación que construimos
la decisión de amarnos
fue igual de certera
que la de marcharnos
y dejar, así, de hacernos daño.
De nada sirvió dolerse
si no sangramos el paso del tiempo
sin sabernos ni reconocernos.
Ya me curé de ti.
Pero a veces
te recuerdo
y acaricio la cicatriz.
Texto agregado el 29-07-2015, y leído por 148
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