Altas montañas cubiertas de ichu
Una tormenta se anunciaba a lo lejos
Deslumbrantes relámpagos y truenos
La naturaleza toda encabritada
Caminamos presurosos por el estrecho sendero
Empezarón a caer las primeras gruesas gotas de lluvia
Nos guarecimos en una pequeña gruta
Y se desató una furiosa tormenta.
Permanecimos acurrucados en el fondo,
Mientras una cortina de agua
Como una pequeña cascada
Nos separaba del mundo exterior
Mi amigo Pedro y yo
Reíamos disimulando el miedo
Y así entre asustados y deslumbrados pasaba el tiempo,
De pronto al fondo del valle se dibujó un arcoíris
Salimos disparados, corriendo cuesta abajo
Con el corazón que se nos salía del pecho
Y la inocencia de nuestros nueve años.