Estaba solo a la mitad del camino, me preguntaba si debía seguir o esperar por mis amigos,
Había caído la noche y el oscuro bosque al lado del camino no me brindaba confianza,
Sabía que nuestros enemigos estaban muy cerca, son asechadores experimentados por naturaleza,
Decidí tomar todo mi valor para soportar su feroz avance, siendo cauteloso y apoyándome con todo lo que me sea posible y también valiéndome de mis habilidades.

No tardaron mucho, parecían cazadores hambrientos, se lanzaron todos al mismo tiempo y saliendo por todos lados, yo no sabía muy bien qué hacer, usaba de todo un poco para resistir sin abandonar la fe de que mis amigos llegaran pronto y me apoyaran en esta lucha desigual.

¡Los veo!, uno a uno de mis amigos se suman y enfrentamos juntos al enemigo rompiéndoles la madre y todos los vidrios habidos y por haber, sin darles tiempo siquiera de huir.

El orgullo de ser el defensor mientras llegaba el apoyo me brinda esperanza y emoción para continuar el camino,
Seguimos mis 4 amigos y yo, avanzamos acabando con todo a nuestro paso,
Cruzamos el frío rio y en medio encontramos el más temible y gigante enemigo que hayamos visto,
El trabajo en equipo nos da nuevamente el mejor resultado posible, el gigante muerto ha dejado caer un valioso artefacto para nosotros que seguro nos hará más fuertes.

Continuamos nuestro camino por el sendero ya marcado, los enemigos renacientes se agrupan y se vienen a enfrentarnos cara a cara, no hay paso atrás, debemos enfrentar lo inevitable. La batalla es brutal y despiadada, no hay sitio para el error, vencemos nuevamente superando nuestra experiencia en estas guerras.

Derribamos los últimos obstáculos y encaramos al objetivo principal de esta guerra, debíamos destruir el puto “Trono de Hielo” para ganar la bendita partida de DOTA, y se va la gran puta luz...

¡Me cago en todos!, a la mierda con esto, no vuelvo a jugar más esto en mi vida... por el resto de la noche.