Parte primera.
Padre mío que estás en el cielo…
No, no estoy rezando, pues tú no necesitas que te rece. Hoy hace tres meses que te fuiste, como siempre, discreto, pausado, sin hacer ruido, no queriendo molestar con tu marcha hacia el más allá.
La hermana Muerte fue el día que eligió para quitarte de mí, Y me quedaron tantas cosas que contarte, tantas cosas de las que hablar, tantas cosas, tantas cosas, que sin ti, ya no tienen ningún sentido, querido papa.
Si en el cielo tienes tiempo de leer esto algún día, solamente quiero decirte una cosa… Te quiero.
Por aquí todo igual, yo con mis nervioseras y mis agobios ante cosas materiales que no tiene sentido, pues el día que te marchaste, cuando los dos nos despedimos en aquel frío bajo de hospital, ibas sin nada, absolutamente sin nada, mientras que en este mundo, todos nos afanamos en conseguir cosas, que no tienen ningún sentido…
Los nietos siguen igual, con sus cosas, sus estudios… Mamá sentada en tu sillón, recordándote a cada instante, cada día, que pasa, un poco más, al igual que todos nosotros.
Sin ti todo es tan distinto, las calles, la gente, el aire, la playa, en definitiva, todo. Todo se me hace tan grande y tan pequeño con tu ausencia, todo le parece tan inútil y vacío a éste, “tu titi”, con tu ausencia.
Sigo con mis cosas, mi colegio, mi catequesis, los huesos, con el frío, la humedad y tanta lluvia, me están dando la lata pero eso no importa. Aprendí, de ti, en aquellas últimas horas, cuando tú y eso lo tengo cada vez más claro, sabías que te ibas, que hay que mirar a la vida de otra forma, y que las penas, se las tiene que comer, cada uno, a solas.
La vida sigue papa.
En este gran viaje que es la vida, he tenido que rehacer, que preparar mi maleta, sin ti.
Pero dentro de mí, de mi corazón y de mi movimiento diario, tus recuerdos, sí tus recuerdos, cada momento ocupan un mayor lugar. Sin querer, por lo injusto de la vida, he tenido que empezar una nueva sin ti, pero tú, sigues siendo unos de los puntuales de la misma.
Anhelo los momentos que he podido perder con tu compañía, no disfruto en absoluto ya con el fútbol, pues el mismo, en cada pase, cada gol de tu Atlético, me recuerda a ti. Y mi Cádiz, sigue tan mal, a un paso de ir a tercera, jejejejeejeje. Pero para que te cuento esto, si tú lo estarás viendo desde la grada del cielo.
Cuantas anécdotas con mi alumnado, con las cosas que van consiguiendo tus nietos, me gustaría que pudieras ver y sentir. Pero no te preocupes, te las seguiré contando desde aquí, y las seguiremos viviendo juntos, Juan.
Pero soy medio carajote, me estreso por tonterías de mi trabajo, consumiendo los segundos de vida en cosas idiotas, antes que repartirlos en ilusiones y sueños.
Tú lo sabes, hemos pasado tantas cosas importantes, juntos.
Recuerdas aquel día, que en aquella cama, con tus lágrimas en los ojos, cuando yo no tenía más de veinte años, y me quería comer el mundo, me enseñaste que la vida es muy traicionera, y que los sueños, aquel sueño blanco que tenía, se diluyó, como un azucarillo, por las circunstancias de la vida.
Y en aquel momento, antes no lo vi, ahora sí, empezaste a morir un poco, como siempre has ido muriendo por cada uno de nosotros, en cada una de las cosas que no nos pudiste conseguir, tú, un luchador nato y diario que siempre intentabas darnos todo lo mejor.
Pero tranquilo Juan, todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que puedo valer, toda mi inteligencia y mi status social, te lo debo a ti.
Yo, al igual que tú, soy una persona muy dura, para expresar mis sentimientos, pero quiero que sepas que TE QUIERO PAPA.
La vida me ha dado grandes cosas, me está dando grandes cosas y lo único que echo de menos es poder compartirlas contigo.
Mañana hará tres meses desde la última vez que hablamos, desde la última vez que nos tomamos una copa juntos. Añoro no poder sentarme y hablar contigo otra vez más. Es tan ridículo y duro a la vez, pensar que ya no estás conmigo.
Sigo pensando cosas, sigo haciendo cosas, sigo inventando cosas, y todo para contártelas a ti.
Nunca pensé ni pude imaginar cuanto dolor me iba a causar tu marcha. Ni mis creencias religiosas, en muchos momentos, son ese pañuelo con el que pueda secar mi herida y mis lágrimas.
Juan, cuantas cosas han quedado sin hablar, cuántos sentimientos que ya no me sirven para nada, no he podido expresarte en vida.
Voy a levantar a mi mujer y a mi hijo…
La vida continua y cada día me pone un reto que deberé superar, aunque la vida honestamente, y me refiero al mundo, me importa muy poco.
Te quiero papa. Yo siempre he estado muy orgulloso de ti y lo seguiré estando.
La puta muerte te llevo injustamente. Te llevó en el mejor momento para todos nosotros. Nos has dejado o al menos a mí, sin mi timón de referencia, pero en el cielo estarás feliz, tremendamente feliz y desde allí siento tu aliento cada día.
Tu muerte fue dulce, callada, suave e incluso en ella, me diste tu última lección, la de aceptar el paso del tiempo sin poner reproches, o al menos, sin que los demás, los viesen.
Nunca quise a la muerte, siempre odiaré a la muerte, pero tú muerte, es la muerte que quiero para mí, una muerte serena, cálida y tranquila.
Al menos puedo disfrutar pensando que tuve oportunidad de despedirme de ti.
Siempre te recordare en tu sillón, sonriendo, junto a mama y la tele, en los últimos años, deseándonos lo mejor para cada uno de nosotros..
Perdóname por todo el tiempo que he desperdiciado sin ti, Juan. Te quiero.
Parte segunda.
En menos de algo de un mes, hace un año que se fue alguien a quien tanto quería. Su marcha me ha hecho ver el mundo de otra forma, la gente de otra forma, el momento de otra forma.
También se han ido amigos, ha cambiado mi concepto de entender la vida, dándome cuenta que antes vivía por el trabajo, y ahora me he dado cuenta que intento sobrevivir sin tener que actuar, o hacerlo de la manera más liviana posible.
Me he convertido, en parte, en un pasota, con más miedos y dragones de los que realmente deseara, luchando con el insomnio, luchando con los recuerdos, temiendo y agarrándome a la vida...
Y me he dado cuenta de todo el tiempo que antes he perdido en simplezas mundanas y materiales... tiempo que ya no volveré a recuperar...
Parte tercera.
Sigo con este insomnio inoportuno.
Mañana hará un año que la burlona muerte, me quitó tu presencia física, aunque te siento cada vez más cercano, más vivo, más unido a mí.
Dicen la gente que me rodea que he cambiado, que estoy más pasota en todo, que casi no me conocen, y es que tu marcha me ha servido para comprender lo que realmente importa, lo que es necesario, entre tanta cosa superflua que me rodea, en mi vida.
Te mentiría si no te dijera que no tengo momentos de altibajos y tristeza, te mentiría si te dijera que no he derramado más de una lágrima, a solas, en todo este periodo… te mentiría si te dijera que muchas de las cosas que he hecho en este año, me han interesado un montón…, te mentiría si te dijera que en muchos momentos no he actuado o sigo actuando como una máquina.
En estos días me tomaré una copa de manzanilla por ti, de la E o la Guita, o quizás dos, o tres… Tú bien sabes que no me gusta… pero también recuerda cuándo fue el último momento que nos tomamos varias, bueno me la tome yo…junto a ti.
Gracias papá por está ahí. Te echo tanto de menos.
Sé que estás en otra dimensión, sé que estas vivo, sé que me estás viendo, sé que me ayudas.
Gracias por todo lo que me distes…, no pienses en aquello que no pudiste darme… pero es tanto lo que me distes, tantas cosas… que no tengo ninguna fuerza ni derecho moral para poder estar triste, pues tú, ahora, junto a ese Dios bueno, en el que me enseñaste a creer, te habrá encomendado infinitas acciones para ayudar a tanta gente… y para ayudarme a mí.
Gracias Juan, tu Atlético de Madrid está que se sale y mi Cádiz ahí va tirando como puede.
Te quiero.
Sigue viviendo con esta fuerza tan grande dentro de mí, no me sueltes de tu mano… pues sin ella… en este mundo... me sobran tantas cosas, tengo miedo y soy un cobarde… |