Volat papilio, numquam quiescas volans
Ruido, silencio, silencio, ruido. O quizás esté dormido y no escuche ni sienta nada.
Golpe certero, alunado y desequilibrado en la psique, aullando cuan lobo tenebroso y alargado, ronda por mi mente, escarbando en mis neuronas con sus garras afiladas, bascosas, indecentes, repugnantes y nauseabundas.
Casi todo es oscuridad, oscuridad ruin que ahoga la claridad de algo, de alguien, de mí, que un día creyó sentirse bohemio, alodial e impune ante todo lo que significara sociedad, rutina, competitividad y desenfreno. Me sentía un ser asquerosamente prepotente, siendo ahora… Nada.
En este instante todo tiene otro sentido, un doble sentido, que hay que saber comprender. Leyendo y releyendo cada momento por el que estoy pasando.… Todo, incluso la retórica de esta prosa torpe que voy escribiendo, con la que doy vuelo a mis miedos, está lleno de dobles sentidos…
En este instante de la vida, vivo en una cárcel hermética, con barrotes alucinógenos que encierran a mi mente y la custodia con una guardia infinita y multicolor de tonos opacos y grises, llena de sensaciones e imágenes lóbregas, tétricas, siniestras, en la sombría estancia de un momento, el actual, el cual, no sé, si es mentira o verdad, al igual que el vuelo de una mariposa…
Cárcel dolosa, a veces intento escapar de ti, otras veces te busco con un desenfreno que puede ser hasta enfermizo…
Estúpida dicotomía de un ser que no sabe dónde termina la realidad y empiezan los sueños; realidad, sueño, sueño, realidad, verdad, mentira, son sensaciones que te hacen crear un mundo imaginario e inverosímil donde quieres, quizás ser protagonista, siendo tan sólo un monosabio de tercera línea, en esta lidia dura que es la vida.
Maldita situación que conviertes a la persona en lo más ruin de la especie humana.
Una veces eres la realidad más tangible, otras el sueño que levita en una urna de nácar y cristal, sin llave, sin forma, sin contenido alguno pero llena de ese maná que embriaga, emborracha y convierte al más sereno y cuerdo, en taciturno y etéreo ser.
A veces te pierdo, a veces, por mi propia cura, intento perderte, a veces intento desprenderme de tus tentáculos, esos que me embrujan y no aprietan, a veces desapareces, otras apareces en los momentos más inesperados, sorprendiéndome con un gesto, que produce en mí, o una risa, una lágrima o una mezcla de ambas en un momento interior y mental, que no tiene ni principio ni final.
A veces simplemente estoy preso en ti, cárcel, llena de sinapsis, conductores químicos y sustancia gris, que huelen a ti. Sin querer, he llegado a definir lo que eres tú, extraña cárcel de este momento puntual, en mi vida.
Eres imperdible e ineludible, quizás un espectro, una alucinación, una energía que sorprende y me asusta… Mi mente ahora no es mi mente, esta cárcel me impide comprender que todo lo real, no es lo más fácil y tangible, siendo los sueños, esos productos de una mente cansada, los que al ser propiamente tuyos, nada ni nadie puede cambiar, pudiendo amasarlos y saborearlos, a tu antojo
Pero me siento oruga, oruga que se arrastra y va tragando, poco a poco, sin querer, el polvo de la vida, el polvo de un momento depresivo, que sin quererlo, me ha tocado vivir.
Pero, y aunque no sé dónde se encuentran mis fuerzas ahora, mi mente cansada, me dice que alguna vez vio a una mariposa culiblanca volotear, por mi alrededor y era una sensación agradable, placentera y feliz… con ese volar que adormece, al igual que hacía mi madre, con aquellas nanas infantiles en aquellas tardes de otoño…
Pero ahora no sé si es un sueño hermoso o una triste realidad lejana… el vuelo de esta culiblanca mariposa…
O quizás nunca existieras mariposa, solamente seas producto de mi imaginación tergiversada, dolosa, fatigada y dormida de este instante.
Quizás esto sea solamente otra más de las mentiras que se están riendo ahora de mí…
O quizás seas fruto de una mente trastocada y paranoica, por la debilidad de un ser, que en un momento, creyó ser fuerte y que ahora necesita de tu fortaleza, agarrarse a tu forma de ser y actuar, para volver a aprender a volar.
“Volat papilio, numquam quiescas vola”, “vuela mariposa, nunca dejes de volar”, pues tu vuelo es libertad, es renacer, transcender de las limitaciones terrenales, para elevarte hacia la luz, esa luz, que ahora me falta, que ahora me tiene ciego, y me impide volar, volar, volar…
Me falta esa sensación que tú muestras con cada movimiento de tus alas, llena de energía, de luz, de perenne simbiosis con las ansias y ganas de vivir.
Necesito sentir nuevamente esa percepción espiritual de querer agarrar, con todas las fuerzas, el timón de mi vida y de mi mente, como tú haces, donde nada dejas a la improvisación, controlando cada uno de tus actos, analizando cada una de las trayectorias de tu vuelo, antes de danzar por el teatro de esta vida, no dejando nada a la dicotomía ensayo - error, teniendo estudiado y analizado cada uno de tus pasos.
Yo ahora solamente soy un pelele que me muevo al son de una canción de la que no conozco ni la métrica ni la cadencia ni su timbre.
Tu vuelo, tu imagen de libertad, tus ansias de avanzar venciendo las dificultades de la vida… es la inspiración para muchos que intentan encontrarse, sentirse persona y de ser nuevamente libre como tú lo eres.
Mariposa, tú, simbolizas la feminidad y la juventud, siendo esa alma que escapa de la prisión preciosista de la carne para volar en libertad en cada uno de tus vuelos. Nadie puede o han encontrado esa pócima mágica, para poder poner trabas a esa cualidad tuya de sentirte libre y de querer volar… O a lo mejor eso solamente lo sabes tú…
Y sin querer enamoras, pero no con un enamoramiento quinceañeros, ni rebuscado, ni sexual, ni en lo oculto, ni en silencio, ni tan siquiera en lo imposible…, aunque todos ellos saltan a la mente, a tantas y tantas mentes, cuando de repente, apareces con tu vuelo, ante los ojos de los que tienen la dicha de admirarte, en silencio, mientras no te das cuenta…
Pues tu vuelo en libertad, te hace no mirar lo mundano de la vida, aunque tu vuelo… tu mágico vuelo… siendo la ironía de la propia vida…quizás sea tu propia cárcel.
Y enamoras por el simple hecho de ser tú, con mil y una piruetas de sensaciones refrescantes con la que contagias al mundo, con la que haces que el mundo se tenga que parar, quiera o no quiera, para ver tu vuelo…, para ver, que en la vida hay distintas prioridades, que en la vida nada material tiene sentido, ninguna dádiva puede comprar ese vuelo tuyo que no pasa indiferente ante los demás, aunque quizás tu no lo creas.
Y desde la oscuridad imagino y veo, sin imaginarte ni verte, la elegancia de tu vuelo.
Miro, con los ojos de un ciego, del ciego que soy en este instante, pues sé que no soy yo, de soslayo, tu vuelo, ese vuelo seguro, donde no muestras ningún resquicio, donde tiene estudiado, hasta el último detalle, cada una de tus maniobras en el aire de la propia vida.
Ese vuelo donde embelesa ver, sentir esa sensación de que te gustas a ti misma….; proyectando hacia los demás esa imagen de confianza y certeza que te hace distinta al resto de las mariposas, pues otra de tus cualidades es no darle ni un resquicio de tu vuelo a la improvisación.
Pero mariposa, tu atractivo no queda solamente en la belleza de tus alas ni en la fisionomía de un cuerpo equilibrado, rítmico, bello atractivo, sensual y gallardo…
Triste, vacío y ruin ser humano sería cualquiera que te enaltezca si solamente llegara a intentar admirarte por una imagen bella, proyectada, en lo etéreo del propio tiempo. Todo aire oxigenado, con el paso del mismo, está cada vez más lleno de ese anhídrido carbónico de nuestras vivencias personales con los que se va manchando y deteriorando, nuestro paso por la vida.
Fascina tu inteligencia y ver cómo expresas con tu vuelo, una y otra vez tus puntos de vista sobre lo que te rodea. Atrae la elocuencia en tus movimientos, con multitud de matices que hacen imposible aburrirse estando contigo, incluso sin mediar palabra alguna. Solamente admirando tu vuelo, día tras día. Eres como una droga que produce la mayor de las dependencias.
Tengo que aprender de ti, mariposa, darle a las preocupaciones su valor justo y su momento, debo aprender nuevamente a vivir como tú lo haces segundo a segundo.
Ahora carezco de un espacio… No sé dónde empieza la realidad y concluyen los sueños, no sé si eres una realidad o un lejano sueño.
Debo aprender de ti, a valorar la importancia de mi espacio propio, de mi propia persona, de mi propio yo, pues viéndote, he logrado comprobar que no hay cosas imposibles, sino actuaciones cobardes a las que tenemos miedo a enfrentarnos, como en la que ahora me encuentro.
Tu vuelo suena en los oídos de cualquiera aunque no estés presente, tu colorido alumbra en la oscuridad de tantas noches y tu calma es el mejor ansiolítico a los momentos de desasosiego y estrés cuando muchos, sin verte, en el silencio de su propio tiempo, cierran los ojos e imaginan tu vuelo.
Pero mariposa, eres especie difícil de encontrar, quizás rara por todos los valores que conllevas. Tienes ese don mágico de casi sin hablar, sin mostrar ningún gesto, ninguna alocución, ningún sonido, solamente con tu vuelo armonioso; cambiar el concepto que se tiene de las gentes, a lo que alguien un día, bautizaron como humanidad. Pues humanidad eres tú.
Hay muchos tipos de mariposas, con muchos colores, llamativas, voluptuosas, que se creen atractivas o bellas.
Pero una atracción o belleza, sin tus cualidades de magnetismo, carisma empatía, serenidad, dulzura, diálogo, feminidad, sensatez, culta, franca, amable, decidida, discreta, reflexiva, bella tanto por fuera y por dentro, cordial, precisa, comprometida, amiga de tus amigos, compañera, o llena de gracia, por enumerar una cuantas; no sirve para nada.
Ese magnetismo tuyo, ese algo especial, hace que se desee admirar tu vuelo y no el de otras, pues en tu vuelo, aunque no lo creas, se ve la perfección la belleza objetiva y física que atrae y enamora, y la interior, tan cadente y presente, que hace de ti, un ser tan especial; siendo como ese azucarillo, pequeño, limpio e inmaculado, que todo lo endulza.
Belleza, armonía y perfección son sinónimos de ti.
Noto como el tiempo se me va entre los dedos sin causa alguna, noto como el viento de mi mente, tormentoso y lleno de tornados en este instante, vaga de un lugar a otro de la misma, jugando con mis recuerdos, con mis sueños, mis utopías y lo imposible… jugando, en una palabra, conmigo.
No sé si necesitaba tiempo para escribir todas estas palabras, montones de grafías que me niego leer; solamente sé que necesitaba un tiempo… una parte de mi oscuro tiempo, para hablar del vuelo de una mariposa que aún no tengo claro si es verdad o mentira, si es realidad o sueño, o de si es solamente el ansias de este instante, de querer volver a admirar la belleza y el momento de su vuelo, para sentirme, sencillamente persona. Solamente sé que cuando precise de tu vuelo, sé que estarás ahí. Y en el caso de que no, nadie impedirá que te haga volar de la manera que yo quiera en mi mente.
Necesitaba imaginar que ahí fuera sigue existiendo la claridad y la luz. Y es verdad, pues sigues estando tú. Y a tu vuelo me aferro con uñas y dientes para no intentar perderlo nunca.
Y es que mariposa, lo que tú tienes muchos lo pueden tener, pero lo que tú eres nadie lo puede ser. "Nadie tiene tu Aura"
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