Ya no me queda que comer en esta civilización infame. Me acuesto pensando en que comer y me levanto pensando en lo mismo. Se que para algunos mis pensamientos serán simples, básicos, precarios, sin trascendencia, carentes de existencialismo, de felicidad, de impronta o que se yo, tanto para argüir como verdades absolutas, pero lo cierto, lo único cierto, es que me importa el que comer y solo eso, vivo pensando en eso y que mas da. Que los otros, que los que no tienen que comer y yo pensando en que comer yo, sos una mierda, claro que sí y que. Al menos aquí un buen monólogo a toda identidad, sin tapujos y sin vericuetos para elucubrar una respuesta rebuscada de una contrainterpretación donde resultar glorioso y dictando cátedras valóricas. Vejez es vejez, hambre es hambre, felicidad es felicidad, juventud es juventud, estamos, estuvimos, ¿estaremos?, lo único cierto, es nuestro propio monólogo espontáneo, de hacerse pedazos y bañar en la tina de agua fría y luego de agua caliente y de allí, retomar el día y agarrar el sol por el cuello y mirarlo a los ojos y decirle, alumbra alumbra para todos y déjate de joder. |