Tengo que explicarte que cuando dentro de dos meses me vuelvas a ver yo ya no seré el mismo. Mi cuerpo ya estará formado por otras células distintas con otros átomos de carbono. Ese otro que seré dentro de dos meses se habrá mirado en muchos espejos de feria, en otros ojos deformadores, ese otro no tendrá mis ideas –mis ideas ¡qué gracioso!- . Ya sabes también que en tu ausencia el huerto se llenará de nuevo de hierbajos, prejuicios y alimañas. Dentro de dos meses seré otro peor porque sin tu mirada el sol del verano me habrá dejado otra vez lacio y rodeado de cardos tristes y crueles. Sin tu mirada que riega lo poco bueno que en mi encuentra, que convierte los lunares en diamantes y acorrala los defectos aprendidos. Sin ti me vuelvo oscuro. Así que debo suplicarte que cuando dentro de dos meses me veas de nuevo, y me notes distinto, feo y un poco seco, no te asustes, no tires la toalla y no te rindas a la pereza de volver a empezar la dura tarea de reconstruirme.