La muerte superada, a través de la alegría (soliloquio a partir de la ética de la alegría)

En el principio esta la muerte, no hablando desde el punto de inicio del cosmos, sino desde el principio de la consciencia humana.
Nos volvemos humanos, cuando oímos y aceptamos parcialmente, nunca del todo de la certeza de la muerte.Perdiendo irrevivocablemente lo que soy,pero no de lo que fuimos y ni mucho menos de lo que estamos siendo.
Al igual que el amor, es un mecanismo individualizador del alma,de la vida.
La muerte lo es para pasiones negativas como el odio ,la codicia y el miedo.
Pasiones que sirven de mecanismos mortales de supervivencia, ante la desesperacion de que la vida es finita.
Ante la desesperacion (rostro patetico de la conservacion),estas pasiones no sirven como una especie de consuelo, no como una maligna peversion de la voluntad.Ya que siempre la voluntad es vivir.
Hablemos un poco de estas pasiones. ¿El miedo?es ilogico sentirlo, un rotundo no.
Ante la amenaza inexorable del mal de la muerte, el miedo es una pasión que paraliza, su antagónico movilizáis el ser valiente nos va a movilizar al hacer, al vivir a ser mejor versión de nosotros mismos.
Ahora parloteemos de la codicia, pasión de la consecuencia de que al morir no seamos nada, queremos todo, nunca es suficiente lo que tengamos.
Más alimento para el hambre, más armamento para el enemigo, techo y muros para la intemperie, hijos que no perpetúen por que no poder social para prevenir el abandono de nuestro congéneres, así como prestigio para retrasar el ser olvidado.
Como ultima pasión queda el odio contra lo que no desmiente, contra lo que aumenta nuestra inseguridad, contra lo que entorpece y compite con nuestra codicia.
En fin contad todo lo que es distinto, y no sabemos como asimilarlo.
Entonces debido a que sabemos que somos mortales, sentimos desesperación.
Pero hay que saber que la sentimos no porque vamos a morir sino por que estamos vivos, por eso también experimentamos la alegría.
¿Qué es la alegría? Es la contestación jubilosa (en su consistencia, opeartividad), que nos ocurre para aligerar la vida, ya que nos “toco ser”, “a no ser”.
Acá me gustaría citar el pensamiento de Sileno, traídos del primer libro de Nietzsche.
Sileno quería asustar al rey que lo hostigaba que el mejor destino para el hombre es no haber nacido, y como segunda mejor el morir pronto. Demás esta decir que esta aseveración de Sileno es una falacia.
Porque el conocimiento es mortal, pero la razón es vital. Congrutulandose incesantemente de vivir, a despecho del dolor de la existencia.
Alegrarse consiste en afirmar, aceptar la el hecho de ser humanos, demasiado humanos, como la premisa de Nietzsche.
Afirmar la vida en su realidad limitada, resulta efectivo ante el cúmulo de supersticiones que la ocultan o calumnian a la vida desvalorizándola, por el hecho de no ser eterna.
Dado que la muerte, que es lo que mas pesa sobre la vida, convirtiéndola en gravosa, fatal y carente de sentido.
Por medio de la alegría, fomentamos la libertad (forma de aligerar la vida si las hay) para enfrentar lo mortífero de la muerte.
La libertad de expresarse como artificio creador, pueden ser el arte, el espectáculo, la política, la ética de la que estuvimos hablando e incluso la santidad.
En el fondo de estos artificios y porque manifestaciones de vida, existe siempre la celebración de la vida, como tónico inmortalizador, en el ancho campo de la muerte.
Resumiendo esta especie de penar la llamamos etica, dónde la alegría es el punto medio capaz de conseguir que todas las penas humanas, merezcan efectivamente la pena.




Fabián Núñez.