Quisiste volver, y mis manos estaban ocupadas,
y tus sueños estaban vacíos, tus alas rotas,
mis ojos mirando otro sueño, buscando otro camino.
Y me dijiste lo tonta que fuiste aquellos días,
en que cegada por la rabia me dejaste,
sin creer una palabra de cuanto te decía.
Ahora es tarde para volver, como siempre.
Demasiado tarde para remediar el dolor y los daños,
las noches de desvelos de otros años...
No hay rencor ni congoja que se arrastre todavía,
ni dolor ni recelo que sobre tu sombra pise
sino la esperanza de una alianza perdida, que aparece.
Un sueño por cumplirse después de muchos años,
de búsqueda infructuosa, han dado frutos.
Y es el día de hoy en que no importa ya...
Ni el daño, ni el dolor, ni el tiempo testarudo que perdí,
sino las ganas que me quedan por cumplir, aun hoy
que tú demasiado tarde, quisiste volver... |