Hay un pensamiento cíclico en mí. Atan y desatan estás emociones mías hasta hacerme ver en un cuarto grande, inmenso, infinito lleno de cuadros donde en cada uno de ellos hay una huella mía deslizándose discretamente en cada figura diseñada por ese pintor de sueños.
Mis pesadillas lo han desterrado lejos donde las razones lo han atrapado, entonces busco en mi luz interna dispuesta a despertar alguna invención. Siempre he dicho que mi centro neurálgico para crear ha sido y es mi nostalgia crónica lo he repetido muchas veces, tanto que me lo he creído. Mi memoria derrama tantos recuerdos, hay de todo para escoger como en las mejores ferias. En mi imaginación, emulo a Bonachón, personaje del libro “El Gran Gigante Bonachón” de Roald Dahl, la mayoría de sus historias son geniales y fantásticas. Uno no necesita permiso para ser niño, te conviertes automáticamente en uno, leyendo sus historias, pierdes la noción del tiempo, nadando en sus ficciones ya no quieres regresar. En este libro hay una escena donde describe el cuarto de Bonachón, estantes grandes contienen frascos con sueños en su interior, que él colecciona primorosamente. Yo en vez de sueños colecciono recuerdos, algunos te iluminan el día con tal solo invocarlos, otros en cambio te nublan, te paralizan, te hacen daño. Estos últimos no me han dado tregua y han menguado mi organismo casi hasta el límite, estoy padeciendo sus efectos. En silencio llevo una carga que no me corresponde llevar. Mi pesadilla empieza cuando el sueño se va, se pasan segundos, minutos, horas estando despierta y el sueño no se apiada, no viene en mi rescate. Tortura que ha afectado más a ese órgano muscular cuya función principal es bombear sangre en todo mi sistema circulatorio.
He tenido que extirpar sin anestesia algunos fantasmas que me bloquean, otros como virus inmunes están allí sin sufrir daño alguno, listos para atacar en el momento menos esperado a traición, exponen su naturaleza cobarde. Ahora todo depende de mí, esta es una lucha interna para cortar ese hilo rojo de leyenda. Los por qué están demás, más que preguntas, necesito respuestas y un control equilibrado en mente- cuerpo. La posibilidad de reivindicarse con una misma se inicia cuando te decides a hacer lo correcto para ti. Desligarse de nuestros temores y miedos es solo una etapa, es parte de nuestro camino. He escogido hacerle frente y sacarle el mayor provecho; aunque no siempre es fácil vencerlas, algunas ganas, otras pierdes, igual aprendes a fortalecer tu espíritu. Mis ídolos de barro caen, van rompiéndose con cada lágrima que expulso, es mejor así, depuro lo malsano. La naturaleza me llama para proseguir con mis meditaciones existenciales; cada elemento suyo se convierte en un símbolo esencial para mí. Es hora de continuar de soltar el globo, alzar la mirada y disfrutar las trasformaciones que sufre el globo hecha por miopía congénita. Una sonrisa maliciosa dispara directo a su punto de encuentro para explotar en ecos adyacentes hacia la inmensidad del silencio astral.
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