Y la vida transcurre…sentada en el andén del metro meditaba sobre esa infancia tan feliz de mi hijo mayor, de que él era el regalón, el primero. Fue amado por sus abuelos y en mis años de juventud mi hijo era mi sentido de vida.
Siempre creyeron que era súper dotado, después comprendí que mucho de eso fue porque lo estimulé demasiado, a los 4 años ya leía y casi escribía, él no molestaba porque se entretenía haciendo estadios de papel o filas inmensas de autos de colección.
Lo hacía partícipe de mis actividades de comunidad, me acompañaba a repartir hojas de barrio, también viajábamos y entonces qué paso?
El gran error….
Su padre nos dejó cuando mi pequeño tenía 6 meses, lo visitaba algunas veces y aportaba lo mínimo, yo amé mucho a ese hombre, fue mi primer y verdadero amor, en esos tiempos trabajaba en el área social por tanto cuando nos separamos, era tanto el dolor que veía con los desaparecidos políticos, damnificados, pobreza, violencia que mi pena no era para comentar ni vivirla a concho.
Viví muchos años con mis padres, eso fue un gran sostén para mi desarrollo por la vida, así pude tener amores puerta afuera, me capacité y todo era para darle lo mejor a mi hijo.
Pasaron los años, nos quedamos solo los dos cuando mi madre decide separarse y después viajar por un año o más a un país desarrollado, entonces nos fuimos a un departamento pequeñito, ahí todo era entre apapachos y vida agitada, corría de un lado para otro para mantener el hogar, hacer algo de lo social y lo doméstico.
Por largos años tuve una relación “secreta” de esas que solo uno puede compartir con su propio corazón, pero me dije – si aparece otro hombre que me cuide, ame y reme conmigo en este largo y duro caminar dejaré este otro amor”
Pensé que llegó, pero algo anduvo mal de un principio….no se llevaba bien con mi pequeño y entonces es ahí donde debí decidir…..Qué me hizo dudar? Estaba pasando duros momentos económicos y me vi atada de manos y ahora ese hijo que ya es mayor sufre una gran depresión, nose si es solo por mi responsabilidad, pero lo veo y mi vida se nubla completamente.
Aquel joven algunas veces eufórico, brillante, sociable, cariñoso, astuto, eficaz, sensible también es tristón, inerte, mal genio, ermitaño….
Te puedo ayudar en algo? Me dice no
Quieres comer algo rico? No quiero nada
Quieres que te pague un viaje? No gastes en mí
Nada de lo que haga ahora tiene sentido si lo veo así…
También tengo un hijo pequeño, fruto de esta relación, él por mientras disfruta sus juegos, tener a sus padres juntos y le gusta que lo haga dormir…
Cómo logró ayudar a mi amor mayor?
Si volviera al pasado quizás habrían sucedido las cosas distintas, pero lo real es esto.
No hay receta, solo sé que lo amo intensamente, que aunque sea opaco o este brillante, alegre o triste, social o solo, exitoso o fracasado, él será mi orgullo porque quise tenerlo, yo salté por las grandes alamedas cuando supe que estaba embarazada de él, en realidad es mi pedacito de carne y amor y si él muere en su pena yo comparto esto como catarsis para ver si por ahí sano un poco mis heridas de madre fallida.
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