Paren el mundo que me marie. Termine con los pies en el cielo y la cabeza vaya a saber donde maltratando a quien quiero hiriendo mis soles y secando las lagrimas de un mar que hace tiempo se secó En esta vida al revés la alegria me visitó sólo casualmente recordandome lo efímero de su presencia lo cruel de su partida y el vacío que viene luego es el espacio entre un momento feliz y uno triste, hueco carente de sensaciones, el que desespera por arrojarse hacia el abismo o a tus brazos. Ese pequeño lapso en el tiempo, cobijada entre tus manos, en el que ni la incertidumbre entra lugar en el que los extremos se convierten en mitos la felicidad y tristeza se mezclan, combinan y confunden. Y es tan hermoso.
Texto agregado el 14-07-2015, y leído por 109 visitantes. (2 votos)