Ama de casa
Queridos amigos:
Con toda sinceridad desconozco cuando es el “día de la mujer”, en que todos nos deshacemos en elogios, sin hablar del aspecto comercial que lo promueve por las enormes ganancias que esto deja.
No, la verdad, con toda la importancia del caso ignoro la fecha. Sin embargo quiero dejar constancia este día y siempre, todos los días, de mi profundo respeto, gratitud y admiración a esa mujer que cuando se casa es el adalid y pilar de su hogar. Y conforme pasa el tiempo ejerce como esposa, compañera, administradora, paño de lágrimas, amante, madre, chofer, maestra, la que lava, plancha, barre, trapea y otras cosillas.
Cuando debería llegarle su jubilación se convierte en madre otra vez, de ese ser indefenso, terco, enfermizo y a veces adorable que la gente conoce como esposo; además debe actuar como abuela, cuidadora de niños, conductora de un carro viejo, psicóloga, enfermera, doctora y un largo etcétera.
Lo curioso de la situación es que a pesar de su trascendencia, su trabajo pocas veces tiene reconocimiento, desde luego, labora por amor al arte sin remuneración ninguna. ¿Quién es?
La ama de casa.
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