Tengo, como este par de ojos,
uno a cada lado siempre
y, si se apagan, desaparece el mundo.
Tengo, como mis dos brazos,
fuertes, férreos cuando hace falta,
suaves y firmes el resto del tiempo.
Tengo, como este par de manos,
la derecha y la izquierda,
distintas una de la otra
y, sin embargo, tan iguales entre sí.
Tengo, como mi par de robustas piernas,
que me sostienen y me llevan
del pasado al presente, y de este al futuro.
Tengo, mis dos pies,
que aguantan el peso cargado en la vida
y sobre la espalda
que conocen mis pasos ciertos y los equivocados,
que recorren el camino conmigo,
que saben que distancia
no es sinónimo de estar alejado.
Tengo, decía, un par de flores
que perfuman mi vida
a quienes llamo hermanos. |