Solicité al propietario de los sueños
que no fuese despertado.
Fascinado por el tiempo incomparable
quise prolongar a los momentos.
Dibujé contornos nunca vistos.
Caminé por verdes prados
Evité comenzar las alboradas
y sus dispersiones de rocío.
Nos quedamos juntos en ese sueño
sin el apuro de lo trivial qie disturba.
Escuchamos los susurros de la noche
mezclados con el brillo de la luna.
En esa realidad ambos bebimos
las estrellas que encendimos sin dudarlo.
Así nacieron poemas sin esfuerzo
delicias del mundo de los sueños.