CONFESIONES
Se miro al espejo, sacudió la cabeza, su pelo largo, negro, muy bien cuidado, se lo recogió en una sola cola, se lo enrollo en la misma a modo de formar dos anchoas al lado y quedaron las melenas sueltas, sólo necesitó una cola delgada del color negro, se le miraba sencilla pero elegante; se retiraba del cuarto pero al llegar a la puerta, algo la detuvo dio media vuelta y volvió al tocador, se quedo viendo el peinado, se lo vio por la espalda y su mano derecha alcanzo la cola, !lo deshizo! y enseguida se lo peinó, se lo recogió y se lo enrollo todo, para sostenerlo utilizo ganchos andinos, dejo las puntas sueltas, se aplico fijador, esto simulaba una flor, sencillamente el moño esta ¡elegante!, abrió el tocador, saco una fajita de tela, color negro, de 3 centímetro de ancho, se la enrollo en la garganta y para sostenerla utilizo una mariposa de tela negra. Cubrió su cabeza con un chal de seda negro, su vestido negro lograba apreciar sus escultural cuerpo de treinta y seis; veinticuatro; treinta y seis, sus ojos siempre llorosos, el olor a pino fresco, a flores amarillas, a velas encendidas, a incienso; todo en completo silencio, las vecinas se encargaban de repartir el café, los jugadores de cartas eran los que mas lo bebían; en la sala estaba cómodo el cuerpo de Toyano Navarro, sus algodones en la nariz, las candelas en cada esquina, el ataúd de caoba. Todos sabían que dentro de pocas horas ya no lo volverán a ver jamás. El comentario del momento en el pueblo era la forma inmerecida que murió Toyano Navarro; según Chico Claros esa patada que le pegó el burro tenía una velocidad de seiscientos kilómetros por hora y una fuerza de tres toneladas métricas, ¡ a esa la llamaremos la patada del siglo! les decía a sus amigos en la plaza del pueblo. Para Rosa Suazo el momento no podía pasar desapercibido, ella tenia una angustia inmensa, se decía para ella misma, se lo voy a preguntar, es que se lo debo preguntar; aligero sus pasos hacia la viuda Lorena y suavemente le preguntó a manera de comentario, le dijo: ¡hoy comadre!, yo que veo que la mayoría de las vecinas le dan el pésame en voz alta; pero Lolita Carbajal, aquella que le da mala vida el marido; solo se le acerco a usted y le susurro al oído y usted con la cabeza le hizo un gesto de positivo, usted sabe comadre, entre comadres nos podemos contar cositas, yo estoy intrigada en saber que fue lo que le dijo la mentada Lolita. ¡Ah mi comadre!, siempre al pendiente de uno, no pues, lo que me dijo la Lolita es que quiere que le preste el burro y como usted sabe comadre, el marido que tiene le da mala vida, pues yo no me le puedo negar a prestarle el burro. A los seis meses se presento la viuda Lorena a la iglesia del pueblo, y el padre Zacarías, muy contento le dijo: vienes a que le hagamos las misas de seis meses a tu difunto esposo. Ella le contesto: no padre, ni me acordaba que estaba cumpliendo seis meses de muerto mi marido, yo vengo a confesarme padre, más bien a platicar con usted padre. Pues a confesarte vienes hija, pasa al santo confesa torio, solo deja que me ponga la sotana para que tenga valides tus indulgencias; ya hija adelante empieza con tus pecados. ¡Hay padre! como usted sabe padre yo quede viuda, y como yo también tengo mis atributos del cuerpo, y estoy joven padre ¿verdad que estoy joven padre? Solo tengo veinticuatro al igual que mi cintura, -- continué hija que le escucho, le dijo el padre Zacarías. Pues fíjese padre que novios me sobran, pero yo no padre; eso si que no padre; mi comadre me decía que me casara, que estoy joven, que le entre al
usted me entiende ¿verdad padre? continué hija, continué- pues como vera al otro lado de la casa tengo a mi cuñada, ella a vivido en Nueva York, y como usted sabe padre allá es otra vida, nuevas tecnologías, nuevas cosas, pues resulta que mi cuñada me aconseja que yo no necesito otro hombre, que en el tiempo que estamos, hasta el SIDA me puedes pegar, y a eso si le tengo miedo padre; ella me dice que para cubrir ese cuarto oscuro que tengo en la casa, y para llenar mis momentos de soledad, ella me va hacer un regalito, pues al pasar el tiempo ella concretizo el presente, pues me ha regalado eso para los momentos de soledad mío; mire padre ¡Así es!, y el reojo del padre miro el gesto de satisfacción en la viuda y no pudo dejar de ver la forma que hizo con las manos. hija ¡por el amor de Dios! dijo el padre. Déjeme continuar padre, insistió la viuda; padre, y es de tres baterías, padre, ¡pero de las grandes!, - hija ¿que son esas cosa? No me quite la inspiración padre, ¡y el menú tiene varias aplicaciones!, además mi cuñada me aconsejo que cuando uno se envicia con eso, es muy difícil después, por eso hay que tener siempre baterías de repuesto, es que padre ¡eso si es vida! y al padre que se le salían lo ojos- hija, por el amor de Dios, que son esas cosas, La viuda se puso de pies, y le dijo en tono fuerte, mire padre usted dijo que me estaba escuchando, ahora déjeme que termine, no mira que así le quita el sabor a la platica que tenemos. Y la viuda se volvió a poner de rodillas. Como el iba comentando padre, ella me decía que hay que tener siempre las baterías de repuesto, pues resulta padre, que un día no es que ya no me funciona esa cosa, y no tenia las baterías de repuesto, ¿ que cree padre que hice? no me conteste padre; pues mire padre, no me quedo de otro que usar el dedo índice, pero al fin de tanto; ¡ no es que tenia callo en la yema del dedo!, y eso me molestaba, sentía todo áspero, pues que cree que hice padre, ¡utilice el dedo de en medio! padre, otra experiencia desagradable padre, y mostrándole el dedo al padre le decía: mire pare, mire mi pobre dedo, mis dos deditos padre, compadézcase de mí. y al padre que se le salían los ojos, le pregunto: hija, ¿Qué quieres de mí, que te escuche? No padre, pues de escuchar, ya me escucho, yo vengo aquí padre, por que usted es de España, y por allá, usted sabe padre, allá no es como aquí, que aquí solo yo tengo esto, pues lo que yo necesito padre es que me compre las baterías por allá en España, y el padre dio un salto y fuertemente le dijo: que insolencias son estas, abrace visto cosa semejante. Tranquilíceseme padre- le dijo la viuda, en primer lugar no se lo estoy pidiendo de gratis, Euros le voy a dar; en segundo lugar usted es el único en el pueblo que conoce de estas cosas; en tercer lugar mi cuñada ya no vive en el pueblo, por eso no le pido el favor a ella; y en cuarto lugar no le va a costar encontrar las batería por que yo le daré el control remoto del televisor.
Oracio Caballero. Sábado 17 mayo/03
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