Inicio / Cuenteros Locales / godiva / Una carta especial
La carta estaba prolijamente doblada sobre mi escritorio. El papel era extraño, resultaba muy suave al tacto. Olía a lavanda y a jazmín. Sentí gran bienestar simplemente por tenerlo entre mis manos. No tenía remitente, tampoco había una firma, pero al terminar la lectura creí saber quién me la había enviado, y aunque todavía me parece imposible, comienzo a confiar, y hasta he dejado de hacerme tantas preguntas.
Querida mía:
Hace tiempo que te observo; confieso que no dejas de sorprenderme. Es que yo tampoco lo sé todo. Hay mucho que depende de ti.
Recuerdo cuando eras una niña inocente y tímida. Tu primer día de escuela, tu muñeca preferida, los cuentos que leías.
Durante tu adolescencia confirmé lo que sospechaba; eres una soñadora. Vi con buenos ojos como formaste una hermosa familia. También observé cuánto sufriste cada una de tus pérdidas. Valoro el esfuerzo que pones para aceptarlas y recomponerte cada vez que tambaleas. En cada caso hubo gente que te ofreció ayuda. Creo que sería de gran valor para ti, agradecer un poquito más. No digo que seas desagradecida, solo me parece que a veces no valoras lo que tienes y te centras más en lo que te falta. Sé que es una característica humana, pero también lo son el aprendizaje y el crecimiento personal.
No creas que desconozco las angustias que enfrentas a diario; te aseguro que no son en vano; todas ellas te están ayudando a descubrirte a ti misma.
¿Sabes? cada día dejas una nueva impronta en las personas que te rodean.
¿Te dije que me encanta tu risa? Me gustaría verte sonreír más seguido. Tampoco dejes de llorar cuando lo necesites. Es maravilloso que logres expresar lo que sientes.
No me preguntes sobre el bien y el mal. Sabes que eres libre de decidir. ¿Acaso no consideras a la libertad como un valioso regalo?
Si quieres conocer mi opinión desde ya quiero tranquilizarte: vas por buen camino. Claro que la senda tiene sus desniveles, ¿qué pretendías? Y no busques tantas respuestas para todo; dedícate a vivir y a disfrutar.
Estoy esperando que te liberes de esa cárcel que construiste para sentirte segura. Pero te aviso: no hay nada seguro. Nada, ni la muerte siquiera. No pienso contarte nada más acerca de ese tema. Yo sé por qué lo hago.
¿Puedo hacerte una recomendación? No dejes de confiar en las personas por dos o tres que te hayan defraudado. Son muchas más las que estuvieron cuando las necesitabas. Conozco cada detalle de tu vida y tú sabes bien de quienes hablo.
A esta altura estoy seguro de que comprendes que siempre has sido feliz ¿verdad?
Claro que hubo momentos tristes. Yo estuve contigo ¿recuerdas?
Sé que todavía te cuesta entender que él ha partido. Pero quiero que observes con atención a todos los que han llegado.
Tampoco me preguntes dónde está; ya lo sabrás a su debido tiempo, aunque a veces puedo leer en tus ojos que ya tienes la respuesta. En tu corazón claro; lo demás te lo cuento otro día.
¡Ah! Me olvidaba, ya deja de lado de una vez por todas todo ese asunto de las culpas. Solo te hacen daño.
Y sonríe, sabes que te amo. |
Texto agregado el 03-07-2015, y leído por 319
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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04-07-2015 |
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¡Ah! Me olvidaba, Ya deja de lado de una vez por todas todo ese asunto de las culpas. éso filiberto |
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04-07-2015 |
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una misiva con buenas letras seroma |
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04-07-2015 |
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es muy buena la carta, he disfrutado leyendolá yosoyasi- |
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04-07-2015 |
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Bonita carta. jdp |
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04-07-2015 |
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Cuánta esperanza me infundes. Muchas gracias. Saludos. PiaYacuna |
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