Salí de mi casa.
Dobló la esquina
al otro lado de la calle
por el bordillo de la acera
andaba cojo un perro negro
libre y solitario.
El viento sacude las ramas.
Un hombre coge una rama
las hojas caen al suelo,
el hombre azota sin piedad
el animal que acelera el paso
con la cabeza baja,
sin entender lo que pasa
en la cabeza de un hombre...

Quiere desaparecer,
remolino de hojas y de polvo.
Tú gritas muy fuerte! -
decía alguien
que poco escuchaba -
y yo grité muy alto:
"Qué haces?
Déjalo en paz!"

El hombre se asusta, se pierde
en la oscuridad, no existe más.
El perro negro con sarna
huye de alguien,
mira con su olfato,
no ve que dobla la esquina.
Huye.

Encima del tejado
un búho observaba
la llegada de la tempestad.



Leila A.Schiele