¿Cuanto tiempo habré estado escondido por aquí
que ya las ganas de retornar a las raíces
me hacían arder los pies?
Apenas alcanzo a preguntármelo
cuando ya he emprendido rumbo de regreso
a los sueños que movían la vida a la que pertenecía
tornándola en estos momentos
en una vida in imaginada.
Sea yo, o quizás uno parecido
quién está frente a semejante rostro bello
lleno de vida y de felicidad,
imagen viva de los sueños y esperanzas
de un joven quinceañero
el cual ni las montañas significaban un obstáculo imposible
para avanzar en esta y cualquier otra vida.
Y así, enfrentando estas imágenes, las cuales
ya se han incrustado en el fondo de mi ser,
es como viajo de regreso a mis raíces,
aquellas que movieron cada paso,
cada pequeña decisión que he podido tomar
y que han hecho de mi quién soy.
Vuelvo a ellas, sin mayor esperanza de su aprobación,
pero si a enfrentarlas y decirles que ha sido de mi,
y que he pensado en todo este tiempo.
Agradecerles raíces, de que me dieron el primer impulso
para poder ser quien soy.
Las visito, y ellas asienten, y siguen creciendo,
asegurándome firmeza,
de que todo esto que ha crecido sin parar,
dará fortaleza, para los siguientes pasos que dé.
Luego de la visita, las raíces seguirán creciendo,
y yo seguiré subiendo,
hasta una cima que jamás habré imaginado. |