Me pierdo en usted y no quiero ser encontrada...
Quiero estar perdida siempre,
perdida en usted;
en ese mundo de miradas todas suyas,
un mundo de sonrisas de colores,
colores de su piel;
el mundo de palabras llenas de sol,
su fuego que las enciende,
un mundo de muertes inmortales
resucitadas con usted;
ese mundo de vidas jamás terminadas,
llenas de puntos seguidos para que usted continúe,
un mundo de rostros de usted
reflejados en mi luna;
un mundo de suspiros con puntos seguidos que conducen a usted,
ese mundo de pausas con comas sin puntos finales,
un mundo fuera de este mundo
que sólo puede ser bebido como un poema lleno de vino;
el mejor vino de todos:
Usted!
Me pierdo en usted y quiero estar perdida eternamente...
en su mente donde quiero dormir
arropada con cada una de sus neuronas,
en sus ojos para leer en ellos la canción de su alma
y así,
tocar la música con la mía para que acompañe a la suya;
en su estómago para revolotear en él
y hacerla que me piense cuando no me piense,
en sus labios para ser su sonrisa cuando menos me espere
y fundirme en ese verso que de ellos derrama;
en sus manos para tocar el rostro de su piel
y abrazarme a ellas como mi única salvación,
en sus pies para nunca tener que rozar el suelo,
y si lo hago,
sentir que siento al cielo bajo mis pies;
en sus alas para volar a su lado siempre
y no desprenderme de ellas
sin importar el fuerte viento que quiera rompernos;
en su sol,
su sol de medianoche que duerme mis miedos,
vence mi soledad e ilumina mis días y mis letras;
en sus sueños para aferrarme a ellos
con la esperanza de que siempre me esté soñando
aun de ojos abiertos,
en su corazón para hacer lo imposiblemente imposible por quedarme allí
aunque sea en el rincón más apartado,
en su realidad para que cuando abra o cierre sus ojos
sea a mí lo primero que vean...
Y entonces,
como queriendo sin querer,
usted también se pierda en mí. |