Voy a tratar de llegar a una conclusión en este asunto de la cuestión femenina. Pero no sin antes hacer una pequeña digresión. La verdad es algo abstracto. Eso es un hecho. Puede que la verdad exista, pero eso carece de importancia en nuestro mundo. No es importante decir ni vivir con la verdad. Es algo totalmente irrelevante, ya que, por lo demás, nadie sabe a ciencia cierta cuál es la verdad en un asunto en particular. Tal vez existan buenas definiciones de lo que es la verdad, pero no se trata de eso ahora. Así que yo no puedo estar seguro de si lo que estoy a punto de decir es la verdad o no. Ni siquiera sé lo que voy a decir exactamente. Tuve una idea mientras observaba un partido de futbol femenil y eso es todo. Viéndolas correr por esa cancha, todas hechas bola, haciendo el ridículo, con sus tetas rebotando por aquí y por allá, tuve una suerte de idea. Y es una idea que me concierne. Me concierne porque no hay nadie en el mundo que ame tanto a las mujeres como yo, o al menos eso creo. Toda mi vida he deseado el amor de una hermosa y tierna mujer. Toda mi vida he deseado que una mujer se ocupe de mi ropa sucia. Una mujer que me disculpe mi estupidez, que me quiera tal como soy y me llene de amor. Pero es el caso que nunca lo he logrado. Me he topado con mujeres frías, mujeres que de un momento a otro me abandonan. Mujeres que me odian por decir lo que pienso. Y aquí es donde probablemente viene mi conclusión. La mujer también busca algo en un hombre. Busca un hombre que piense que las mujeres son tan buenas como los hombres en jugar al futbol. Entonces, pienso yo, una mujer quiere un mentiroso. Eso es lo que ella quiere. Pero ella no se da cuenta. Ella piensa que el hombre que dice que la mujer puede jugar igual de bien al futbol que el hombre, lo dice porque en verdad así lo cree. Y eso es sólo un ejemplo. La mujer ama al hombre que le miente. Y cuando se da cuenta que el hombre la engaña, se pone mal. No estoy tan seguro de que así sea. Tal vez sólo estoy feo y ya. Tal vez les molesta el hecho de que estoy totalmente equivocado. Me da igual. Voy a continuar. Diré que la mujer moderna no acepta su posición en el mundo. No digo que la mujer no lea, no se instruya, no viaje, no experimente. Pero si vamos a los hechos nos daremos cuenta que ese no es el verdadero destino de la mujer. Claro, puedo estar equivocado, aunque también los que difieren de lo que digo. Así que estando eso muy claro, continuaré diciendo que la mujer está celosa del hombre inteligente. La mujer rechaza la sabiduría del hombre, en lugar de prestar atención. La mujer habla y habla sin parar de cosas sin sentido, con tal de apagar los razonamientos del hombre. No digo que la mujer no razone, pero ese no es su fuerte. Sí, tal vez dios tenía razón. La mujer debe apoyar a su hombre. Esa es su tarea en la vida. Hacer que el hombre llegue lo más alto que pueda, porque a fin de cuentas, un hombre, por más inteligente que sea, se pierde sin la mujer. No se trata de golpear a la mujer ni de encerrarla, ni de prohibirle que se divierta o que se instruya o que hable. La labor de atender a un hombre, para que este hombre haga del mundo un mundo mejor, es una tarea igual de grandiosa que la del mismo hombre. Sólo que la mujer quiere ser la de las grandes ideas, la que destaque en sociedad, pero eso no va ocurrir nunca. La naturaleza no se equivoca. Lo único que está haciendo esto de la cuestión femenina es entorpecer el camino de la humanidad. Por medio de esta estúpida lucha de egos nos estamos hundiendo. Y eso es lo que yo tenía que decir. De ahí a que esté bien, eso no lo sé. Bueno, y también quisiera añadir que la mujer puede tener ideas, puede platicar de tú a tú con su hombre, ya que esto puede servir para que el hombre llegue a nuevas y mejores conclusiones. Pero de ninguna manera se debe permitir a una mujer hacer discursos públicos, puesto que carece de la capacidad para hacerlo. Si las mujeres quieren escribir libros, que lo hagan, siempre que sea con papel reciclable. Porque no vamos a cortar un solo árbol para que alguien, quienquiera que sea, ponga ahí cualquier cantidad de disparates sin gracia. Bueno, tal vez ya fui demasiado lejos. Pero, se los pido de favor, si creen que estoy en un error, no me insulten. No se rebajen a mi nivel. Pero la mujer debe respetar la supremacía del hombre. Y en la medida que logre hacer esto, logrará al mismo tiempo elevarse incluso a una dignidad mayor, porque saber reconocer la verdad es un don más grande que el decirla. |