La desconfianza corroe el espíritu, te envuelve en un temor constante y no te deja vivir en paz. Pero me refiero no a la desconfianza injustificada que surge de una mente trastornada, no, si no de aquella que nos dejó huella, una cicatriz que permanecerá inalterable por siempre.
Yo creo en el amor porque lo he visto y porque lo he vivido. Es casi una locura que te lleva hacer cosas que no imaginabas podías hacer. Es un privilegio sentirse tan vivo por amar… y más si ambas partes aman igual. Pero ésa es una coincidencia que no siempre ocurre. El amor no muere, se enfría mas no muere.
La cobardía es algo que viene desde niño. El valiente no se esconde detrás de máscaras. Se muestra y hace y realiza. La cobardía busca su estado de confort para hacer. Huye de los convencionalismos sociales. Ésta es la era de los cobardes. Puedes tirar la piedra y nadie ve tu cara.
Cuando uno se proyecta hacia el futuro… ¿qué ve?
Vida sin tener vida. Inseguridad constante. Convertirnos en el escudo de alguien más. Ser alguien que no somos. Soledad. No hay libertad. No hay paz.
Vendí todo lo que tenía por un tesoro que pensé era oro, pero sólo era oro para tontos. Y ahora ando en pobreza, más pobre aun porque hasta lo que no tengo lo voy perdiendo.
Llega el momento que el corazón comprende que todo nuestro ser ya no está en condiciones de seguir apostando por él, está oprimido. Tristemente la razón ocupará su lugar.
Llega el momento que hay que enfrentar la soledad con dignidad. Crecer y Redimir.