De noche todos los gatos se ven negros
- ¿Será ella? Nunca la ha visto y la ropa que viste algo más vistosa que la de moda.
Ella, se queda parada bajo la marquesina, él se queda en su lugar, Gonzalo recorre con la vista la calle, escudriña tratando de ver si hay alguien con la seña.
- Nada aún, se hace tarde, su mente funciona a mil, analiza posibilidades. Si no llega en los próximos cinco minutos me marcho.
Entre la gente que aparece asesinada hay hasta curas en el Puente Bulnes fue asesinado el sacerdote español Juan Alsina, cura obrero, trabajaba en la lavandería del hospital Félix Bulnes de la comuna de Quinta Normal, su delito, ser partidario del Gobierno Popular.
No espero ni un minuto más; los nervios ya se lo comen.
Gonzalo saca cuentas, ¿Por que no llega? Busca alternativas validas: como chileno se atrasó; Otra; lo detuvieron, eso puede traer como consecuencia que lleguen por acá a buscarme,
- Démosle otro par de minutos- mira a la gente, ella, la vistosa de labios rojos ojos seductores y falda muy corta sigue en el mismo sitio, es una de las pocas que no toma micro, ella le mira, él le sonríe
Gonzalo decide abandonar el lugar, guarda la revista en un bolsillo de su chaqueta. Ella, la vistosa, de cabellera larga y de falda muy corta, de ojos seductores, sonriente le mira insistentemente.
- Bellas piernas - se dice Gonzalo.
Ella al ver que Gonzalo se marchará, con un gesto, le llama.
-Por fin- se dice Gonzalo, es la persona que espero; ella, le dice “Vamos Lindo”
Gonzalo, a esa hora ha olvidado todo, lo que preguntarían y lo que contestaría, solo recuerda el “Vamos” final.
- vamos, dice él
¿En micro? Le consulta Gonzalo
–Si- dice ella.
¿Cuál?
Ella: -cualquiera- vamos en la primera, subiéndose ella, dejando que Gonzalo pague ambos pasajes, la vistosa camina hasta el fin de la micro, ocupa un asiento doble, ella se sienta en el rincón, en cuanto Gonzalo ocupa su lugar, lo toma del brazo.
- Mejor que me haya tomado el brazo, si suben milicos o pacos pensarán, que somos pareja- la mira y pregunta.
- ¿Cómo estás?
- Bien, responde la dama.
- ¿Y tú?
-Bien- dice Gonzalo, guardando silencio.
Ella dice, -tu nombre…
- Gonzalo
- ¿Y tú?
- Digamos que Isolda. - Gonzalo piensa:
Obviamente me da su chapa, así que no preguntaré más.
- Se está haciendo tarde - Dice Isolda
- Pronto será el toque - habla el hombre,
- Con tal que nos toque a nosotros- le susurra riendo coquetamente.
- ¿Y tienes permiso para no llegar a tu casa? – pregunta con voz seductora.
- Si - En casa no me esperan a dormir hoy – el Gonzalo dice convencido que ella es compañera.
- ¿Llevas plata para la noche? – Bueno, si, meditando… preguntona la compañerita.
El micro avanza por la avenida rumbo sur oriente, en las calles la gente camina de prisa, se apuran los transeúntes en comprar o en llegar a sus hogares, pronto se iniciará la
hora de toque de queda, nadie quiere quedarse en la calle, por que se arriesga demasiado, no hay niños en las calles, y si alguno sale, sus madres los mandan para dentro con premura, una bala loca le puede llegar a cualquiera, aumentan los milicos en las calles, algunos llevan sus caras pintadas de negro, sus metralletas apuntan al cielo, pero listos a bajarlas y disparar a quien diga algo contra el tirano que usurpó el poder.
- ¿Vamos lejos? - Pregunta Gonzalo
- No corazón, acá cerquita está el lugar donde vamos- ella le comenta, al mismo tiempo le aprieta la mano, el sonríe
- Te demoraste en decidirte a venir conmigo – ella dice.
- Si, es que pensé en otra mujer
- Ah, pero no había otra en el paradero – dice ella.
- pero, tampoco tu me hablabas – un dejo de reprensión hay en él.
- ¿Va mas gente?
- No - se dice ella, pero, siempre hay gente,
- ¿Y no es riesgoso que haya mas gente en hora de toque?
Hasta ahora no ha habido problema, además los milicos y pacos saben que para pasar el toque lo mejor es quedarse en un lugar así bien acompañado, con buena cama, hay buena calefacción allí donde vamos, ella lecuenta
El micro avanza más presencia golpista, pronto anochecerá y con ello vienen mayores temores, son las noches las que usen para detener y matar, matar y lanzar a las calles los cadáveres, calles, sitios eriazos, ríos y canales de regadío, según ellos “se aplica la ley de fuga” y cada noche son muchos los chilenos que tratan de fugarse, los detenidos huyen con manos y pies atados con grilletes o simplemente con alambres.
- En una esquina una patrulla tiene a varios hombres jóvenes con las manos en alto y los pies abiertos, los registran, pero, el micro avanza.
- Ya vamos a llegar mijito-, le dice ella, en la próxima parada nos bajamos - Bueno –
Se paran para bajar por la puerta trasera
- chutas – piensa Gonzalo, esta zona está llena de hoteles parejeros, pero bueno, habrá que confiar en los camaradas.
Bajan de la micro y comienzan a caminar, ella es la que lleva la voz cantante, le pregunta si lleva dinero, a lo que un poco de molestia hay en Gonzalo, ya que le había dicho que iba preparado para quedarse fuera de su hogar.
- Espero, lleguemos a buena hora y haya espacio – le dice la Isolda
- Llegamos corazón- le dice ella
- Toque el timbre amor – le pide ella a él
Frente a sus ojos un cartel que dice…. Hotel……
- ¿Entramos dice? ella
- ¿Acá? –
- ¿Aquí es la reunión?
- ¿Que reunión ella? Dice ahora, ahora ella está molesta
- Acá te traigo para que pasemos la noche - ella dice, y te va a costar Cinco mil escudos,
- ¿Qué………….? - Dice él
- No entiendo nada dice Gonzalo,
- Y que tenís que entender, falta poco pal toque, te invité y vos me seguiste.
- pero, yo esperaba a otra mujer – Gonzalo afirma
- Gueón - dice ella, no sabís a quien esperabas y me invitai a acostarte contigo, ahora me decís que no sabís donde vay… la gente de ese paradero me ve todos los días, espero a mis clientes allí, los minos vienen conmigo aquí.
Perdona Isolda pero, parece que estoy equivocado, yo iba a otro lado y me esperaría una mujer, creí que eras tú.
-Mire el caballerito-, te trato así ya que no eres grosero, pero, cualquiera se daría cuenta que yo estaba esperando un cliente, pa venir a acostarme con él acá, todos se darían cuenta de que una es puta, si, yo estaba patinando en esa esquina y vos me trais para acá. ¿Y ahora que hago?, Gonzalo se encoge de hombros.
- ¿Y yo que hago? Dice el…. Ella le contesta
- ¿Y que se yo? Y le dice… andate al carajo maricón….
El, se asusta, mira, ve que viene un micro, va en el sentido de su hogar, la hace parar, se sube esperando, llegar a su hogar antes que se inicie el toque….
Ella. La Isolda, mira y se queda en la esquina a ver si algún macho le invita a pasar la noche en una habitación de un hotel galante de la ciudad ocupada.
Curiche
Chile, Abril 2004 |